En mercado lucha por la vida

El caso del mercado de la avenida Duarte es una experiencia que tiene que tomarse muy en cuenta dentro de las medidas para enfrentar el coronavirus. Tras la reapertura después de cerrado para desinfectarlo, decenas de vendedores y compradores lo abarrotaron sin ningún tipo de protección, demostrando que la supervivencia está por encima de la enfermedad. El desafío, muy propio de la ignorancia, constituye una señal de alerta sobre el riesgo de que la enfermedad continúe propagándose pese a las acciones que se han adoptado. A esos vendedores y compradores del mercado de la Duarte se les ha debido exigir el protocolo o simplemente impedirles sus operaciones. El acuerdo del Ayuntamiento con comerciantes y líderes comunitarios para que las operaciones se realizaran con el más estricto apego a las normas fue claramente vulnerado por la ignorancia y la desesperación. Los ministerios de Agricultura y de Salud Pública tienen que jugar su papel en coordinación con otras instancias para que las actividades en el mercado no se conviertan en una fuente de riesgo sobre la propagación del virus. El derecho que tiene la gente a la subsistencia no puede ser a expensa de la salud o la vida de otros. Lo ocurrido en el centro de provisiones es lo mismo que se ha dado en otros establecimientos en que la gente realiza sus operaciones sin mascarillas y apretujadas. Si se quiere contener el contagio las autoridades tendrán, sin duda alguna, que ser más estrictas en la aplicación de medidas.