A partir de mañana se reinicia una campaña electoral que oficialmente no ha comenzado aunque desde hace mucho tiempo la población ha sido sometida a un intenso proselitismo, sin que haya ocurrido ningún episodio de violencia física lo que demuestra elevado nivel de madurez de la ciudadanía.
La que sigue será sin dudas la etapa más cruenta y difícil de la competencia por alcanzar el solio presidencial en las elecciones del 20 de mayo, por lo que se requiere que partidos y candidatos desarrollen un discurso político positivo basado en la promoción de las bondades que atribuyen a sus respectivos programas de gobierno.
El Gobierno está compelido a impedir el uso de recursos públicos a favor del candidato oficial, práctica ilegal y antidemocrática que ha sido por decenios obstáculo casi insalvable para que la colectividad pueda expresar cabalmente su voluntad en las urnas.
Los partidos tienen el reto y compromiso evitar que ingrese a sus arcas dinero de la droga o que narcotraficantes exhiban o promuevan banderas de sus candidaturas porque la campaña electoral no puede ni debe ser financiada con recursos generados por una actividad señalada como crimen de lesa humanidad.
El liderazgo político tendrá que conciliar fórmulas de avenencia a los fines de que una indeseada campaña sucia convierta lo que debe ser contienda de ideas en retrete de insultos y falsas acusaciones, porque esta vez el voto debe ser conquistado en base a la razón y el convencimiento.
A pesar de lo largo y extenso del trayecto proselitista se resalta que hasta el día de hoy no se ha producido ningún deceso por rebatiñas entre partidos, por lo que la población anhela y exige que ese escenario de civilidad y convivencia se prolongue por todo el proceso que ha de culminar con elección de nuevo presidente y vicepresidente de la República.
La Junta Central Electoral ha de ser árbitro que irradie confianza y seguridad en todas direcciones por lo que debe despejar cualquier temor o sospecha de que su actuación sería contaminada por forma de discrimen, privilegio o parcialidad.
Aunque no se han tomado ningún descanso desde que emprendieron una campaña electoral anticipada, a partir de mañana partidos y candidatos reinician la intensa carrera por conquistar el voto popular en elecciones que han de ser libres, concurridas y transparentes.

