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Epstein: cortinas de humo

Epstein: cortinas de humo

Fidelio Despradel

Todo aquel que posee algo de inteligencia política sabía que el denominado caso Epstein iba a terminar en un escándalo de dimensiones planetarias.

Bastaba observar los esfuerzos del presidente de la cámara legislativa (Senadores y Diputados) para no resolver un cierre de gobierno que mantenía sin salario y servicios públicos a 300 millones de estadounidenses; un esfuerzo orientado a impedir la juramentación de una recién electa congresista de Arizona que posibilitará con un voto la reapertura de los archivos Epstein.

Una vez juramentada, los demócratas se apresuraron en dar a conocer tres de los miles de correos electrónicos archivados por el actual poder judicial norteamericano, que bastaron para evidenciar lo que todos sabíamos: que Trump “se pasaba horas” en la casa de Epstein, y que “él conocía muy bien de qué se trataba el negocio”.

En cualquier pais de los nuestros esa sola confirmación bastaría para expulsar de la presidencia a un político, algo que una parte importante de los 72 millones que eligieron a un acusado y mentiroso compulsivo como presidente se resiste a admitir.

¿Por qué ha de importarnos que Trump sea un pedófilo, al igual que a la mayoría de la clase billonaria que lo apoya?
Porque mientras esto sucede Marco Rubio sigue orquestando sus ataques contra México y su invasión a Venezuela, cuyas acusaciones a Maduro de promotor del narcotráfico no ha podido demostrar, aunque ya lleva asesinado a un centenar de “narcos” que navegaron en sus botes muy cerca de sus barcos, portaaviones y submarinos atómicos.

Y eso debe preocuparnos porque lo que USA necesita ahora es una gran cortina
de humo que obligue a la humanidad a concentrarse en la posibilidad de una guerra nuclear que nos ponga a todos en peligro y no en los correos de Epstein.

Y, ¿que mejor cortina que la invasión a Venezuela? Entre otras razones, como le espetó Rubio a la Unión Económica Europea, porque Venezuela está en “su” hemisferio, una zona donde USA puede hacer lo que le venga en ganas. Imagino el asombro de la Unión Europea, (frente a esta reencarnación de Monroe), la cual se prestó, en masa, con 50 votos, a legitimar Guaidó cuando se autoproclamó “presidente de Venezuela».

Advertimos que esas cortinas de humo no podrán ocultar la inmensa pérdida de credibilidad del actual gobierno de USA a nivel mundial. Algo que ni siquiera las misas y los rosarios de nuestros pueblos de América Latina, que si son católicos, y de los inmigrantes latinos, hoy perseguidos, encarcelados.

Por: Fidelio Despradel

El Nacional

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