En lo que parece un proceso paralelo de opinión pública sobre el escándalo de corrupción en Senasa, el Ministerio Público dice que cuenta con testimonios que “valen oro” sobre el desfalco en la aseguradora que estimó en más de 15 mil millones de pesos.

El quid pro quo está en que no es lo que declaren imputados con el propósito de que les arreglen su mundo, sino en las pruebas que aporten sobre las irregularidades cometidas en la aseguradora estatal. Se tiene la experiencia de que no obstante las delaciones premiadas grandes escándalos han naufragado en los tribunales por falta de pruebas concretas.

La procuradora general de la República, Yeni Berenice Reynoso, y el director de la Pepca, Wilson Camacho, buscan que los imputados no se salgan con las suyas. Y en verdad nadie que tenga algo que ver con la comisión del robo al erario debe evadir el alcance de la justicia. Lo que no se debe es fabricar culpables sobre la base de testimonios que no estén sustentados en pruebas.

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Los anteriores no han sido casos simples como tampoco los actuales. No hay que adelantarse a los acontecimientos, sino esperar las sentencias de los tribunales. Además de los detenidos, las autoridades han declarado que las investigaciones continúan e incluso que próximamente serían sometidos médicos y clínicas privadas con relación al escándalo. Pero es importante que se procuren pruebas que no dejen la menor duda sobre la comisión de los delitos y que los culpables sean condenados.