En el primer viaje de Oscar Wilde a Estados Unidos, al desembarcar, el jefe de aduanas le preguntó de rutina: “¿Tiene algo qué declarar?”. A lo que Wilde contestó: “Nada, excepto mi genio”. El jefe de aduanas se puso a su altura, pues respondió: “Esta es una mercancía que no requiere protección en Estados Unidos”.
Oscar Fingal O´ FlahertieWills Wilde, (Oscar Wilde), fue un niño mimado, nacido en una familia rica en lo material e lo intelectual; su padre era consejero entre los altos cargos de Inglaterra, y su madre una poetisa feminista muy activa a la hora de escribir. Un genio desde joven, que hablaba fluido en francés y alemán antes de la adultez. En la universidad estudió historia y filosofía greca y romana. En su juventud estuvo de novio con Florence Balcome, que más adelante seria la novia de Bram Stokes, autor de “Dracula”.
Su amor más grande fue el arte. Máximo exponente del esteticismo, defendía las artes y su importancia en cada aspecto. “Amad el arte por sí y entonces todo lo demás se dará por añadidura” decía él. Las obras más populares de Oscar Wilde satirizaban a las clases altas de la sociedad inglesa, precisamente la audiencia a las que iban dirigidas.
El retrato de Dorian Gray, única novela de Wilde, trajo grandes críticas desde sectores puritanos y conservadores debido a su mezcla del tema de Fausto. Por otro lado, su popularidad como dramaturgo continuó gracias a obras como Salomé y La importancia de llamarse Ernesto (su Magnus Opus), debido a sus diálogos vivos y cargados de ironía.
Su gran ingenio para las citas y su fluidez en las conversaciones lo hicieron la figura más importante en la élite de la sociedad, todos querían ser sus conocidos y reír con él. Su vestimenta era prueba de su estilo, chaquetas de terciopelo, zapatos de charol, unas medias de seda, una gran corbata verde y brillante.
Pasó de la fama a la desgracia cuando fue encarcelado presuntamente por tener una relación homosexual con un amigo, el poeta Alfred Douglas. El padre de Douglas, el Marqués de Queensberry jugó de antagonista en la caída de Wilde, cansado de los actos de su hijo con Wilde, lo acusó de sodomita.
Comenzó a odiar a la sociedad desde prisión; esta que una vez lo aplaudió, lo tachaba de raro y anormal. Al salir se exilió en París y se cambió el nombre a “Sebastian Melmoth”, su vida se caracterizó por su fragilidad de salud y económica, las cuales no lo detuvieron para escribir “La bala de la prisión de Gaol” en la cual narraba su experiencia y dolor en prisión.
Decía que aunque todos los hombres matan lo que aman, que lo oiga todo el mundo, unos lo hacen con la mirada amarga, otros con una palabra zalamera. El cobarde con un beso. El valiente con una espada”. Si la preguntaran si se arrepiente de su vida, se citaría a sí mismo “Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo”.