Quienes ejercen la política en busca de dinero y notoriedad pública, nunca entenderán que hay hechos históricos decisivos en la vida de los pueblos que están llamados a ocurrir indefectiblemente.
Razones históricas de alta categoría explican razonablemente cómo se gestaron nuestros gobiernos dictatoriales.
El hecho de que un sacerdote como Fernando Arturo de Meriño, recurriese en el 1881, a un decreto que aplicaba la pena de muerte a los insurrectos, da una idea cabal del desorden económico, político y social que se incubaba desde 1844.
Alguien estaba llamado a crear el orden: ese fue Ulises Heureaux que gobernó el país hasta el día de su muerte el 26 de julio de 1899. La división entre Horacio Vásquez y Juan Isidro Jiménez, así como los remanentes del Lilisismo, abrieron la puerta al matador de Lilís: Ramón Cáceres, mejor conocido como Mon. A Cáceres le cupo el rol histórico de establecer el orden, hasta que Luis Tejera le diera muerte el 19 de noviembre de 1911, desatando la caótica guerra de los » Quiquises» que lo derrumbó todo. Ni el arzobispo Adolfo Nouel, ni mucho menos las elecciones de 1914, que organizó el hijo de Buenaventura Báez, Ramón Báez, pudieron impedir que los Estados Unidos, estableciera el orden con mano de hierro y sustituir de hecho nuestra inexistente clase gobernante.
Rafael Leónidas Trujillo es el resultado de un largo proceso histórico de caos e incertidumbre social que demandaba un orden en el sentido estricto.
Pienso, como decía Hostos, que la patria se nos va de las manos. El fenómeno del »Hombre-masa» que definió Ortega y Gasset, destruye la sociedad dominicana.
El caos es irresistible. »La Casa de Alokoke» tocó el botón de alarma.
La sociedad eclosiona sus propios líderes como antídoto al caos, y de todos los aspirantes a ser presidente del Partido Revolucionario Moderno, pienso que el doctor Guido Gómez Mazara tiene la formación, el carácter y la reciedumbre moral para establecer con autoridad un Estado de Derecho que cambie el curso degradante de la sociedad dominicana.
Por: Ramón Rodríguez
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