El canciller Andrés Navarro ha adelantado que el Gobierno respetará todas las decisiones que emanen del Tribunal Constitucional (TC), lo que incluiría una revelada sentencia que declara inhábil la membrecía del país ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Con toda razón el ministro Navarro ha señalado que el Poder Ejecutivo no puede violentar el ordenamiento jurídico de la República como sería si enfrenta al juez de control constitucional.
Las precisiones del funcionario despejarían el camino para una previsible sentencia del TC que declararía irregular la adhesión de República Dominicana ante la CIDH, en razón de que no fue refrendada por el Congreso Nacional, como dispone la Constitución del Estado.
El Gobierno, en correcta interpretación del derecho internacional, ha advertido que no acatará una sentencia de la Corte Interamericana, definida por el canciller como indignante e inaceptable, lo que significa un rompimiento con ese órgano de la Organización de Estados Americanos (OEA).
El fallo de la CIDH que condena a República Dominicana por supuestas repatriaciones ilegales de inmigrantes haitianos es aberrante e imposible de acatar porque vulnera el principio de soberanía, colisiona contra la Constitución y lacera el principio de separación de poderes.
Así las cosas, la única salida viable ante ese adefesio jurídico debe ser la renuncia pura y simple del país a la membrecía de la CIDH, en acatamiento de una posible sentencia del Tribunal Constitucional que declararía inválida esa adhesión.
Que no se diga que la salida de esa corte imperial acarrearía una suerte de aislamiento internacional del país, porque no ha ocurrido así con Ecuador, Venezuela, Trinidad y Tobago, entre otras naciones que se han alejado de la CIDH.
Ese fallo de la CIDH violenta la Constitución, atenta contra el principio de separación de Poderes y pretende imponer que la nacionalidad dominicana se adquiera de modo automático por vía del jus solis. Se aguarda con ansias la sentencia del Tribunal Constitucional para decirle bye bye a esa gente.