Vibraciones de regocijo, alegrías, emociones, lágrimas, aplausos, enardecidos sentimientos al influjo del cariño, respeto, amor y pasión, fluyeron la tarde del Jueves 3 del cursante mes, en los salones de la Alcaldía del distrito Municipal de El Carril, provincia de San Cristóbal, durante el acto de designación una calle con el nombre del ilustre ciudadano, profesor Juan Valdez Mena.
Se trató de una atinada y honrosa decisión de los distinguidos regidores y del señor alcalde de esa prestante municipalidad, quienes hicieron honor a quien honor merece.
Alta y profundamente emocionado, Valdez Mena externó sentidas y perennes expresiones de agradecimiento, a los señores regidores, al alcalde y a todos cuantos hicieron posible tan majestuoso galardón, así a quienes le acompañamos, familiares y amigos en tan memorable ocasión.
El profesor Valdez Mena, sin olvidar el ayer, hizo un recuento de su niñez y pasado, rememorando aquel momento cuando su señora madre Justina Mena, le hacía que se levantara a las cinco de la mañana a buscar una lata de leche donde doña Alejandrina, como alimento para él y sus hermanos.
Orgulloso, adujo, que su padre Leoste Valdez, cuando hacía yaniqueques, Juan salía a venderlos para dar de comer a los demás hermanos. ¡Cuánta grandeza! Y así, meditaba cuando el inmortal del deporte, profesor Moisés Lembert, le aseguraba que sería un gran dirigente deportivo y recordaba cuando dormía en una camita en malas condiciones junto hasta cinco muchachos.
El pasado de Juan fue una escuela convertida en ingente universidad, lo que enseñó a sufrir, soñar, despertar, conocer los sinsabores de su existencia y luchar, luchar por ser lo que es hoy: una esperanza, idealista, con luces propias, estrella refulgente que ha sabido alumbrar oscuridades y salir victorioso de mares adversos.
Estas frases de José Ortega y Gasset se enmarca en la vida de Juan: “El hombre que conserva la fe en el pasado no se asusta del porvenir, porque está seguro de encontrar en el la táctica, la vida, el método para sostenerse en el problemático mañana”.
El licenciado Valdez Mana es un hombre de buenos modales, tranquilo, filósofo, maestro, de lealtad impertérrita, con timbre de valor indiscutible, soñador y bohemio que ha sabido verter lágrimas en medio de claveles y rosas silenciosas y también ha reído como juvenal y reibalis que recuerdan los siglos.
Poseedor de un amplio y encerado currículo vitae, que ha recibido importantes galardones, premios, condecoraciones y distinciones nacionales e internacionales que les enaltecen.
También sustenta, entre tantos dones, la diadema labor y consagración de la enseñanza y colaboración a un gran número de jóvenes y muchachos, hoy varios en grandes ligas.
El señor sindico, Isidro Robert Benítez, pronunció un brillante discurso y la resolución fue leída por una preciosa joven india anacaona del lugar, mientras que el filántropo Antonio Cruz jiminian hizo galas de su preclara inteligencia.
Justiciero homenaje a quien verdaderamente es acreedor por sus esfuerzos, sacrificios, nobleza y excelsitud. ¡Juan!, bienaventuranzas. Ya estás colocado en el pináculo de la gloria. Sin esfuerzo no hay paz y sin lucha no hay victoria. La gloria se ofrece a quienes la merecen y la han ganado.