El miércoles 11 se conmemoró el 118 aniversario de la muerte del insigne educador, sociólogo, filósofo, historiador, Eugenio María de Hostos. La efeméride conduce a la reflexión de que por momentos pareciera como si se persiguiera afanosamente borrar de los anales de la historia el invaluable legado del preclaro maestro nacido en Puerto Rico.
En nuestro país, desde la dictadura del cruel y asesino Ulises Heureaux, Lilís, pasando por la tiranía del sádico Rafael Leonidas Trujillo, y llegando hasta nuestros días, en donde hemos visto que hasta legisladores conspiran en contra de la memoria del excelso profesor, misionero del progreso y el desarrollo, se busca lanzar su impronta al infierno que dirigió Dante, guiado por Virgilio y Beatríz en la obra La Divina Comedia.
Pero al parecer, el Ciudadano de las Américas, como le llaman, hasta en vida tuvo adversarios que le persiguieron y pretendieron denostarlo y descalificarlo.
En una entrevista que le realicé al historiador José Guerrero, director del Museo de Historia y Geografía, y miembro de la Liga Hostosiana, éste afirmó que: “El maestro Hostos siempre tuvo enemigos, la ignorancia, la falta de ética, la falta de compromiso social…El tuvo sus enemigos en vida, dentro de su país Puerto Rico, fuera de su país, y también después de muerto…”.
De cualquier manera, la impronta en el país es indeleble, pues cuando se piensa en educación, ética, ciencia, avance, etc., la obra sale incólume a relucir.
En Chile donde reformó la educación de principios de siglo XX, engrandeciendo la patria de Gabriela Mistral y Pablo Neruda.
Por: Elvis Valoy (elvisvaloy@yahoo.es)