El Ministerio de Salud está compelido a investigar si los fallecimientos de once niños durante el fin de semana en el hospital Robert Reid Cabral fueron causados por una avería en el sistema de oxígeno, como denunciaron empleados de ese centro de salud.
La directora del hospital, Rosa Nieve Paulino, niega que esos decesos fueran causados por la interrupción del sistema de respiración asistida y afirmó que los infantes fueron de inmediato conectados al sistema de ventilación mecánica y manual, pero aun así el caso requiere la más exhaustiva investigación.
Se ha dicho que dos niños murieron el viernes, cuatro el sábado y cinco el domingo, lo que indica que la situación agravó día a día, sin que las autoridades del hospital al menos dieran voz de alarma sobre la urgencia de reparar el averiado sistema de oxígeno.
La doctora Nieve Paulino, al negar que los once infantes fallecieran por falta de suministro de respiración asistida, ha dicho que el Robert Reid atiende niños en condiciones muy críticas, pero resulta que tan elevada cantidad de fallecimientos ha coincidido con la avería de un equipo vital.
En cualquier sociedad civilizada debería llamar la atención el deceso de once niños en tres días en el principal hospital infantil de la República, sin que haya sido por una epidemia o alguna desgracia mayor, por lo que resulta insuficiente el argumento de que en ese lugar se atienden infantes en condiciones críticas.
Es imprescindible que una junta médica revise los expedientes de cada uno de los infantes fallecidos a los fines de determinar si se cumplió con el protocolo de asistencia requerido o se descarta la posibilidad de que las muertes fueran a causa de la falta de un aparato de asistencia respiratoria.
No es admisible que un hospital de esa categoría permanezca durante mucho tiempo con su sistema de suministro de oxígeno averiado, máxime si se opera una sala de niños con bajo peso, que por lo general requieren de ese tipo de asistencia hospitalaria.
Lo menos que se reclama es que el Ministerio de Salud Pública investigue tan doloroso caso y determine las causas de esos fallecimientos, sin que las autoridades queden exoneradas de culpa por el imperdonable descuido de no reparar a tiempo un equipo vital para la conservación de la vida de los niños atendidos en ese hospital.