El gobierno de Haití lamentó lo que definió como “desafortunado incidente” la acción de un grupo de haitianos que retiraron el lunes la bandera dominicana en el puesto fronterizo entre Malpasse y Jimaní, y lanzaron piedras y botellas contra militares dominicanos.

Las autoridades haitianas también informaron que abrieron una investigación para identificar a los autores intelectuales y materiales de ese hecho, que incluyó agredir a una patrulla militar, lo que pudo provocar un enfrentamiento con posible saldo de muertos y heridos.

La bandera dominicana, izada en un mástil sobre el límite fronterizo conocido como terminal 252, fue retirada por un grupo de haitianos que se presentó en el lugar con ese propósito, para después lanzar piedras y botellas contra soldados fronterizos.

Se trata de un grave e inaceptable despropósito que el gobierno de Haití admite que “tiende a perjudicar las relaciones amistosas entre ambos países”, por lo que se requiere identificar no solo a quienes incurrieron en esa acción, sino también a sus posibles mandantes.

No resulta exagerado especular que arriar la enseña tricolor izada en territorio nacional y luego agredir a pedradas y botellazos a una patrulla militar procuraba provocar un incidente con saldo de muertos o heridos, tras lo cual se denunciaría una supuesta masacre de los soldados dominicanos.

La Cancillería dominicana no ha informado con la celeridad debida los pormenores de ese “desafortunado incidente”, como lo ha definido el gobierno de Haití. Tampoco se sabe si las declaraciones de las autoridades haitianas sirven de respuesta a alguna nota de protesta del lado dominicano.

Es claro el interés del presidente Jovenel Moïse de desvincular su gobierno de una agresión que tuvo el evidente propósito de provocar una situación que colocara las relaciones dominico-haitianas en situación de crisis, por lo que corresponde a la Cancillería ponderar tales explicaciones.

Lo que debería quedar absolutamente claro y en conocimiento del gobierno haitiano es que República Dominicana no permitirá bajo ninguna circunstancia que se atente contra símbolos nacionales o contra la integridad del territorio nacional por lo que quienes incurran en ese despropósito, tendrían que asumir las consecuencias.