Editorial

Inadecuado

Inadecuado

La Junta Central Electoral (JCE) recabó el respaldo de la opinión pública ante  su queja porque el Poder Ejecutivo redujo sustancialmente la partida  consignada a esa institución en  la Ley de gasto público de 2013, lo que motivó a que incurriera en drásticos recortes presupuestarios que incluyeron cierre de oficinas y despidos de empleados.

Es por eso que resulta  extraño que la JCE, en medio de tanta precariedad económica, disponga erogar  más de RD$2.5 millones de pesos para  financiar una maestría  a funcionarios, políticos y periodistas, incluido  al propio titular, doctor Roberto Rosario.

No se niega  la importancia  que para los beneficiarios tendría  cursar el Master Oficial  en Gobierno y Administración Pública, que imparte la Universidad Católica de Madrid, España o la Maestría en Ciencias Políticas, que auspicia la Universidad Católica de Santo Domingo, pero no parece razonable que se incurra en un gasto de esa naturaleza cuando se le reclama al Gobierno mayor presupuesto.

Sería difícil poder justificar las razones  que tendría la JCE para  pagar el costo de matriculación a políticos y periodistas, a menos que se establezca que   los beneficiados prestarían algún concurso a la entidad,  pero aun así no se justifica derrochar dinero que previamente se alegó no poseer.

Como consecuencia de lo que se definió como drástica reducción del presupuesto de la JCE,  su pleno de jueces  dispuso el cierre de todas sus oficinas en el exterior  e incrementó los precios de servicios que ofrece a la ciudadanía. ¿Cómo es posible entonces que  se eroguen dos millones 597 mil pesos para costear estudios de master y maestría  a su presidente, funcionarios y periodistas?

Se admite que  las instituciones públicas operen y financien programas de capacitación   en beneficio de  sus funcionarios y empleados,  que, además de manejarse con debida transparencia y sin menor apego de privilegios o favoritismo, no deberían ser ejecutados en medio de un virtual estado de calamidad económica.

Al menos dos jueces de la Junta han objetado la concesión de esas becas a funcionarios y particulares, por considerar que fueron otorgadas ilegalmente y por entender que  la institución no está en condiciones de  concederlas, lo que obliga al pleno de jueces a pronunciarse sobre tan extraña situación.

Sin proponérselo quizás, las autoridades de la JCE   justifican los recortes  presupuestarios  dispuestos por el Poder Ejecutivo, porque lo menos que se puede decir  es que  en la Junta sobra el dinero hasta para costear estudios superiores a  funcionarios, políticos y periodistas.

El Nacional

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