La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) urge de una profilaxis tan profunda como sea posible para convertirla, del armazón de intereses y mediocridades que es hoy, en una auténtica academia que sintonice con anhelos nacionales vinculados con la calidad de la enseñanza, investigación científica y extensión social.
Una mezcla de indignación, pena e impotencia es lo que debería sentir la sociedad ante el anuncio de la Federación de Profesores de la UASD, de que de nuevo paralizará la docencia esta vez por tres días, al rechazar un incremento salarial del diez por ciento aprobado por el Consejo Universitario.
Sin la menor dosis de conciencia, ese gremio profesoral aspira a absorber casi en su totalidad el magro aumento presupuestal que ha recibido la UASD, que debería ser destinado en su mayor parte a satisfacer urgentes demandas de los nuevos centros universitarios, así como para promover excelencia académica.
Lo censurable no es que Faprouasd formule estrambóticos reclamos salariales, sino que pretenda imponer sus designios por vía de la suspensión de docencia, con lo que perjudica a decenas de miles de estudiantes a quienes se cierran las puertas de las aulas en sus narices.
Un 20 por ciento de aumento salarial al profesorado de la UASD significa un nivel de sacrificio económico que la academia no está en capacidad de sustentar ni soportar en su actual cuadro de precariedad financiera, por lo que el sindicato de profesores hace tiempo que ingresó en pantanoso terreno de la irracionalidad.
En la UASD nadie ofrece nada y todo el mundo reclama más de lo posible como si esa institución estatal fuera un regalo de los dioses a funcionarios, empleados, profesores y estudiantes, quienes no parecen entender que también tienen deberes y obligaciones que cumplir, a más de reclamar salarios muy por encima del mercado, pensiones de lujo, exoneraciones y de promover una proverbial vagancia.
Es menester advertirle a esa comunidad universitaria que los recursos que pretende manejar a su mejor conveniencia provienen de las costillas de los contribuyentes a quienes les asiste derecho de exigirle que trabaje más y reclame menos y que se sintonice con las metas y programas globales de la sociedad de hoy.
La directiva de esa federación de profesores debería saber que el nuevo paro convocado en la UASD cuenta con el rechazo total y absoluto de una sociedad harta de soportar chantaje, truculencia, doble moral e irresponsabilidad que desde tiempo inmemoriales se anidan en el Alma Máter.

