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Cambiemos la forma en que opera la política II

«Reconozco que existe algo en la vida más molesto y degradante que un gobierno o político corrupto, es aquel que lo defiende…» Despertar Ciudadano. AC

Somos el único país en el mundo que los funcionarios se designan o eligen sin concursos, sin cumplir requisito o mérito alguno; solo se toma en cuenta el amiguismo, el partidismo o la corrupción, con el notable propósito de que se la busquen y saquen beneficios a costo de prácticas ilícitas e irregulares para enriquecerse y “moché moché” o compartir beneficios con padrinos y testaferros. Lo que se evidencia claramente en su crecimiento de lucro personal (un rastro o cola de bienes mal habido que es imposible ocultarse) y en el resultado de desfalco o déficit dejado en cada puesto o función pública desempeñada. Provocando así el deterioro cada vez más calamitoso de los servicios públicos que son derechos incumplidos desde siempre.

Los habitantes contribuyentes con los impuestos trabajadores y personas de bien con buenas costumbres, pagamos dos veces, primero al Estado a través del fisco y sin resultado alguno, pues, los servicios públicos no funcionan y cuando pagamos al servicio alternativo privado, también ineficiente y caro. ¿A qué me refiero? Si alguien quiere tener servicio de agua debe tener una cisterna con su bomba, si se quiere tener energía eléctrica debe poseer un inversor o un generador, el que necesita seguridad debe pagar un guardián privado, colocar alarma o vigilancia de cámara, el que necesita atención médica debe ir a una clínica, si quiere transporte debe gestionarlo o tener su vehículo y así sucesivamente los demás servicio deben ser proporcionados de manera personal e independiente.

“Nuestra justicia es cara y lenta”. Igualmente los funcionarios públicos son caros, ineficientes y corruptos por participación u omisión. Así mismo los legisladores que conforman el congreso, “primer poder del Estado”, junto al Poder Judicial, deben ser un contra peso de los gobernantes y el equilibrio de los poderes públicos; además ejemplo del cumplimiento de las normas y las leyes que el mismo congreso sanciona, pero, son los primeros en violentarlas, defraudando a la sociedad que “representan” y que juraron proteger y defender. Para los congresistas dominicanos la política y sus responsabilidades se han convertido en un juego, una chercha o un negocio sucio. Con lo que evidentemente traicionan a sus electores.

Somos la viva expresión de un Estado violento, inquisidor y abusador donde se esclavizan los empleados, se niega la justicia a los pobres, se malversan los fondos públicos o se roba el erario, se miente o engaña al pueblo, se maltratan los protestantes, se violan las leyes

Podríamos concluir que la mayoría de las carteras e instituciones que conforman la administración pública del Estado dominicano son compañías por acciones asociadas al sector privado las cuales son administradas como una propiedad privada en las que se socializa el costo y se privatiza el beneficio, beneficio éste que queda repartido entre los incumbentes y los asociados privados en perjuicio y detrimento del erario público.

“La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”. Jurista Enrique Múgica Herzog.

El Nacional

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