¡Una nueva ley policial! ¿Para qué?
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“Sed justo es lo primero, si queréis ser felices” (Juan Pablo Duarte).
Pregunto ¿cómo saber si la ley institucional de la Policía Nacional 96-04 era buena o mala si nunca se aplicó? ¿Quién garantizará que se cumpla la nueva ley aprobada, si nunca se cumplió dicha ley 96-04?
La moribunda ley 96-04 es mejor y más garantista en derechos para policías y ciudadanos que la recién ley aprobada. Sin temor a dudas, afirmo que los legisladores y críticos no la estudiaron ni la compararon con la nueva ley propuesta y aprobada. Ciertamente pudo ser mejorada en una simple y sencilla modificación y no una sustitución por una nueva totalmente diferente y menos vanguardista.
Para nadie es un secreto que es incalculable lo que se ha gastado en viajes, dietas, debates, asesores y publicidad para entretener y allantar a la población con esta sazonada ley; recursos que bien habrían servido para equipar a la Policía y mejorar su función.
Una nueva ley que solo toca dos instituciones, es parte de una reforma, pero para nada es garantía de reformar todo un sistema que compete al conjunto de las instituciones del Estado. Ya que, la responsabilidad de la seguridad pública compete a todo el conglomerado social, instituciones públicas y privadas.
La función policial es muy compleja y difícil. Para el zorro y más exitoso político dominicano y “Padre de la democracia moderna” Joaquín Balaguer, la función policial era la más complicada de la administración pública.
Todos opinan y critican en base a una u otra experiencia furtiva o embarazosa vivida con la policía. Algo que si se quiere podemos aprobar en razón y derecho a exponer sus puntos de vistas que pueden ser validos y ciertos. Pero de ahí a creerse expertos clarividentes en manejar el tema policial en esencia, hay una gran distancia y aun mayor distancia de la solución al problema de la inseguridad y todo el fenómeno de la violencia.
Lo peor de toda esta controversia es que los medios y sus comunicadores en su gran mayoría son parte de ese juego desinformativo o de confusiones que hace más complejo el problema.
La corrupción y la impunidad son la principal amenaza para la gobernabilidad. La inseguridad y la violencia, sus mayores síntomas. Sin una justicia fuerte, eficiente e independiente es imposible establecer régimen de consecuencias para los violadores de la ley.
La Policía será el brazo fuerte de la justicia y la principal garante de hacer cumplir la ley y las sanciones a los violadores. Pero, de ahí a tener la solución de las demandas a los poderes del Estado, nada que ver. Y el tema de la seguridad humana es un tema netamente de políticas públicas y no compete únicamente a la policía. La Policía es la peor pagada de las instituciones públicas; es la cenicienta y la más estigmatizada, lo que la hace la más vulnerable, sin embargo, es a la que más se le exige y critica.
Ojalá no esperemos el colapso para lograr resultados positivos, pues, decía Albert Einstein “Cuanto más grande es el caos, más cerca está la solución”.
Dios les bendiga hoy y siempre.