POR: Jorge Herrera De León

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Si el sistema judicial dominicano sirviera y se respetara, seguiría el ejemplo de la Justicia española, paradigma de decencia. Sin embargo, la República Dominicana es una aldea paradisíaca para la corrupción, donde todos son bienvenidos y protegidos. Realidad que contrasta totalmente con la situación que vive la familia Real española y las imputaciones que recaen sobre Cristina de Borbón, hija del Rey Juan Carlos de Borbón.

Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, es investigado por malversación de fondos públicos, lavado y falsificación de documento. No obstante, un ex socio del yerno Real, de nombre Diego Torres, confesó en los tribunales que la descendiente palaciega estaba consciente de todas las transacciones ilícitas en que incurrieron él e Iñaki. En consecuencia, el sindicato “Manos Limpias” ha pedido al Juez encargado del caso que se investigue también a la princesa.

Y esta no es la primera vez que Manos Limpias solicita la investigación de alguna figura de envergadura. En el 2012, este sindicato logró que se inhabilitaran las funciones del ex jurista, Baltasar Garzón. Considero una ironía cómica que la agrupación que logró la destitución del exjuez andaluz, hoy demande a una figura de la nobleza española por los mismos delitos que se le atribuyen al expresidente dominicano, dr. Leonel Fernández Reyna, y que el señor Garzón defendió.

Y es que la similitud de las imputaciones de la que son objetos el presidente del Partido de la Liberación Dominicana y la hija menor del Monarca español es realmente sorprendente. La diferencia es que, en España, pese a pasar por uno de los momentos político-económicos más difíciles desde la caída del Franquismo, hay dignidad. Aquí, en cambio, el ruedo de la seriedad le queda muy largo a los que incumplen con su labor de defender el patrimonio y condenar a los transgresores. Es por eso que, bajo el peledeísmo, por más que se “brinque y patalee”, nunca veremos a los desfalcadores en el banquillo de los acusado…