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Invasión ridícula

Invasión ridícula

A menos que presente pruebas irrefutables, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hace el ridículo con la denuncia de la supuesta incursión marítima frustrada el domingo y en la que habrían sido eliminados ocho de los expedicionarios con el objetivo de quitarle la vida. Con la denuncia el Gobierno se deslegitima, pero todavía más al acusar sin ningún elemento al líder opositor Juan Guaidó de contratar en Colombia a los supuestos mercenarios para atentar contra Maduro. Acorralado por la crisis económica y los efectos de la pandemia del coronavirus parece que el Gobierno de Venezuela entendió que necesita alguna excusa, como la ridícula incursión marítima, para endurecer la represión contra la población. En la supuesta conjura no podía faltar algún elemento que vinculara a Estados Unidos, como el suministro de los recursos. Con el invento, a pesar de las dolorosas consecuencias para la oposición, el régimen expone tanto su desesperación como sus debilidades. La versión es tan insostenible que ni siquiera sus aliados en la región abrirán la boca para pedir que se aclare la fábula puesta a circular por Maduro, incluida la acusación contra Guaidó, en medio de la crisis sanitaria que golpea al planeta.

El Nacional

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