Opinión

José Cesteros

José Cesteros

Durante los 16 años que habite fuera del país, viaje con pocas cosas: el mar Caribe, los barcos de carga en lontananza y las palmeras. Imágenes del pintor José Cesteros de lo que había sido la Zona Colonial de mi infancia.

Por eso siempre viajaba conmigo un cuadro del Parque Colon, con la Catedral de fondo y el dedo del Almirante señalando el balcón de mi abuelo, y cuando hacía mucho frio, o ya no podía más con el ruido de la ciudad triturando a los hombres, sentarme frente a ese cuadro era regresar.

Pocos artistas logran esa simbiosis, volverse consustancial con la realidad que representan. Pocos, que cadacasita de la Zona exhiba un cuadro suyo, proclamándolo como su pintor. Esa abundancia y ese dominio del pincel, y suaccesibilidad, han convertidoa Jose Cesteros en un personaje necesario para quienes transitamos por la calle El Conde, o La Cafetera. Con su viejo sombrero Panamá, todo el que quiera conversar con Joséencontraráun oídoatento, a menos que la luna este llena y entonces afecte la marea de sus aguas interiores y este no pueda conversar de otra cosa.

Por eso no ha habido un premio que haya alegrado tanto al país como el Premio Nacional de Artes Plásticas para José Cesteros, y ninguno que haya convocado a quienes el resucita para celebrarlo: Velázquez, Van Gogh, Chaplin, Frida y Diego, su maestro bien amado Gaussachs. Solo hay que salir de madrugada para escuchar el rumor de sus risas, la música y el brindis en la Calle El Conde, la Hostos arriba, las ruinas de San Francisco.

Y por eso, Danilo Ortega (“Orejitas”), está organizando una exposición en La Cafetera de la calle El Conde, a las cinco de la tarde del viernes 29 de enero, dedicada a Fernando Casanovas, Efraím Catillo y quien esto escribe, para subastar las 64 obras con que José cesteros lo ha venido ayudando a sobrevivir todas estas décadas.

Ya Marilyn Monroe, Kathy Jurado, MaríaFélix, han confirmado su asistencia. También estarán en el público todas sus novias, habitantes de un planeta que solo Cesterospueden visitar, hablantes de una lengua que solo él entiende.

Y estarán Frank Almanzar, y Carlos Goico, sus amigos entrañables, y desde luego Ramón Francisco, y el poeta Víctor Villegas, y Don Pedro Mir, Máximo Avilés Blonda, Mariano Lebrón Saviñón, Manuel del Cabral, Abelardo Vicioso, Rene del Risco, Enriquillo Sánchez , Vela Zanetti, y Granell, toda la generación del 37, y no habrá espacio entre tantos muertos vivos para quienes presenciamos la gran fiesta, y nos asomamos a ese mundo de José Cesteros, donde pasado y presente son uno, donde solo el reina.

El Nacional

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