Opinión

«Juanga»

«Juanga»

Ernesto Guerrero

Hasta los más acérrimos homófobos, en algún momento cantaron las canciones de Juan Gabriel, quien dos días antes de su deceso -en la que fue su “fiesta” de despedida, compartió nueva vez el siguiente mensaje: “felicidades a todas las personas que están orgullosas de ser lo que son”. Una clara referencia al colectivo LGBT.

En sus inicios, no salió del armario explícitamente, pero siempre fue natural arriba y abajo de los escenarios. Los “humoristas” casposos e inconscientes y los medios amarillistas se burlaron de su amaneramiento y de sus preferencias sexuales. En respuesta a un necio que se burlaba en medio de un concierto, detuvo su actuación, y mirándolo fijamente, interpretó: «Te pareces tanto a mí… que no puedes engañarme».

Aunque muchos explotaron inmisericordemente la homófoba risotada fácil, nada menguó sus apabullantes éxitos. Durante una entrevista televisiva en 2002, un periodista le preguntó sobre su orientación sexual: ¿Juan Gabriel es gay?”, le inquirió el presentador. Tras insistir, el divo de Juárez respondió lo siguiente: “¿A usted le interesa mucho? Dicen que lo que se ve no se pregunta”.

Sus composiciones han sido interpretadas por más de 1,500 artistas de todo el mundo (además de en español, en inglés, francés, italiano, portugués, japonés, alemán y turco. Juan Gabriel suma 150 millones de discos vendidos. No obstante, uno de sus legados más importantes es que es el de ser considerado el artista mexicano más influyente del siglo XX.

En más de una ocasión visitó la República Dominicana, donde también contribuyó para obras sociales. En su última visita (febrero del 2015) nos deleitó con los temas: «Pero qué necesidad», «Me nace del corazón», «Se me olvidó otra vez», «Yo no nací para amar”, “Te lo pido por favor», «Querida» así como la infaltable “Hasta que te conocí».

Los medios de comunicación conservadores, presentan la imagen de Juan Gabriel como cabeza de una familia tradicional, de papá, mamá, e hijos, obviando que era un hombre gay, con relaciones sentimentales con otro hombre a quien nadie ha dado las condolencias de manera pública. Han transformado «lo que se ve, no se pregunta» en «lo que se ve, no se comenta».

El Nacional

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