Opinión

Jueces y sentencias

Jueces y sentencias

Hemos afirmado en anteriores entregas, que las reglas del derecho persiguen fundamentalmente seguridad y justicia, ambos escenarios están bajo la contante crítica de núcleos importantes de la sociedad civil. Y la realidad es que una encuesta reciente de Gallup, reveló que 71% de la ciudadanía considera que el Poder Judicial funciona de manera deficiente y el 74% entiende que no se castiga adecuadamente a quienes cometen crímenes y delitos.

Aunque existe esa percepción, la mayoría de los tribunales de las 32 provincias del país no se originan escándalos que dañen la imagen de la justicia, pues casos que podrían considerarse aislados ocurren, de manera recurrente, en los distritos judiciales del Gran Santo Domingo, lo que provoca la sensación de una crisis de exagerada magnitud.

El presidente de la Suprema Corte de Justicia y el Poder Judicial, doctor Mariano Germán Mejía, ha convocado a una cumbre para analizar los factores que inciden negativamente en la administración de justicia, donde participarán los principales actores del sistema y voces autorizadas representantes que tienen seria preocupación por la marcha de los tribunales. Es innegable que el Poder Judicial tiene notables avances.

El propio Magistrado Germán Mejía, reconoció que existen nuevas modalidades infracciónales, como el consumo y tráfico de sustancias prohibidas, los delitos contra la filiación de la nacionalidad los cuales marchitan de forma permanente la seguridad, subrayando que las manifestaciones de violencia tienen un doble significado, uno jurídico y el otro ético. Sus esfuerzos son encomiables en la búsqueda de mejorar el rostro a la justicia.

Un estudio reciente revela que los adolescentes al llegar a los 13 años han sido arrastrados a las drogas, al sexo precoz y a la delincuencia en sentido general, dada la falta de oportunidad de educación, de trabajo infantil y problemas familiares. Y de seguir esa línea ascendente, tendremos una cantera de jóvenes inclinados a la comisión de hechos punibles. Se impone, pues, buscar remedios inmediatos para paliar la situación.

Con inusitada frecuencia, vemos jueces que defienden sus sentencias, cuando éstas han sido sometidas al cuestionamiento de la opinión pública. Desde viejas épocas, existe la máxima de que los jueces hablan por sentencias, puesto que las mismas pueden ser objeto de recursos ordinarios o extraordinarios que persiguen su revocación parcial o total. Los magistrados explican las razones de sus decisiones en las motivaciones y en el dispositivo de cada veredicto.

Es un criterio sostenido y permanente del doctor Germán Mejía, de que habría mayor seguridad si hay un aumento de las penas, nuevas modalidades de apelación, mas dialogo y medición, pacto sociales, protección a la víctimas, mas inclusión social, política de prevención y política judiciales con un mejor acercamiento a la población. He ahí posiciones puntuales para desterrar las debilidades de la justicia.

El Nacional

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