Editorial

 Juez Garzón

 Juez Garzón

El célebre juez español Baltasar Garzón, pionero en la persecución de crímenes de jurisdicción internacional, ha sido  acusado de prevaricación ante  el Tribunal Supremo  por haberse  declarado competente para investigar denuncias sobre desapariciones durante la dictadura de Francisco Franco, en una no disimulada acción de persecución política de la derecha española que procura inhabilitarlo de por vida.

Garzón cobró notoriedad en 1998 cuando ordenó la detención en Londres del exdictador chileno Augusto Pinochet Ugarte,   acusado de crímenes de lesa humanidad, y hace  cuatro años dispuso la apertura de 19 fosas en distintos lugares de España donde se presume fueron sepultados opositores asesinados por la  dictadura  de Franco.

Ya  antes contra el magistrado Garzón se han  emprendido procesos jurídicos con el propósito de  provocar su inhabilitación o dañar su reputación, como la denuncia de que usó dinero público para  pagar boletos de avión o que  cobró honorarios para una serie de conferencias en Estados Unidos.

Esta vez, la ultraderecha española está decidida a  sepultar la honrosa carrera  del juez Garzón  ante el Supremo español  porque tuvo el valor cívico de declararse competente para recibir  las denuncias de 22  asociaciones familiares de desaparecidos durante el franquismo y ordenó abrir fosas comunes  donde fueron recolectados cadáveres de opositores políticos. Llama la atención  que mientras se intenta llevar a la hoguera  al magistrado Garzón, en Chile se procura la rehabilitación política de la figura de Pinochet, al que  se le señala ahora en los textos  escolares que  encabezó “un régimen militar” y no una  cruenta  dictadura que motivó que el juez español  ordenara la apertura de un juicio criminal en su contra.

El proceso contra ese magistrado, alentado por  la intolerancia política, constituye una bofetada a la  justicia y al derecho y un tenebroso mensaje a quienes en todo el mundo luchan sin desmayo por la prevalencia de la libertad y de los derechos inalienables del ciudadano, por lo que  la persecución desatada desde hace más de año contra Garzón se interpreta como  grosera agresión a la civilización.

 El magistrado Garzón con sus  diligencias procesales sin límites de jurisdicción en materia de  persecución judicial contra la comisión de crímenes políticos sentó valiosa jurisprudencia de alcance universal porque a partir de  la orden de detención  contra Pinochet ningún  tirano o dictador puede  sentirse  fuera del alcance de la  ley en ningún rincón del mundo. Es por eso que   la comunidad internacional rechaza con todo vigor el intento de la derecha franquista de lapidar al magistrado Baltasar Garzón, cuya trayectoria como juez  enaltece a la Audiencia Española y a toda la humanidad.

El Nacional

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