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Resultaba extraño que el propio Antonio Guterres, secretario general de la ONU, visitara Puerto Príncipe para «observar» el discurrir de los acontecimientos haitianos prima facie. Todo eso luego de que la Minustah protagonizara grandes escándalos en su paso por el vecino país. Violaciones a niñas, contaminación del cólera y miles de muertos es un indefendible saldo que es mejor no mencionar. Sin embargo, el número mágico que al parecer retumba en el cerebro de Guterres, es el 8000, pero en millones de dólares, que no es más que la suma malgastada por la ONU durante toda la invasión a Haití.
La diplomacia está lejos de ser intervención armada, pero las últimas declaraciones a la prensa de Guterres hace que todo tenga lógica. El propio jefe del organismo internacional confiesa que no hay dinero en la ONU ni siquiera para pagar a sus empleados el mes próximo. El actual mandamás de la diplomacia mundial informó de la bancarrota económica al llamado 5to Comité, que es el encargado de supervisar sus finanzas.
Confesando sus amarguras, el luso explicó que la Asamblea General fue posible por recortes de emergencia al gasto que se hicieron a principio de año, y como una ama de casa que hace malabares con el presupuesto hogareño, igualmente en la ONU han tenido que tomar recursos de una partida presupuestaria y utilizarlos en otros renglones.
Guterres define la crisis financiera de la ONU como la peor en casi una década, exhortando a los «mala paga», que son alrededor de un tercio de los estados miembros, a saldar sus cuotas, pues de 193 naciones que conforman la entidad mundial, 64 países son morosos.
El presupuesto de Naciones Unidas ronda los 5,400 millones de dólares anuales, esto sin incluir operaciones de paz.