Opinión

La Convergencia

La Convergencia

Las elecciones de 2016 constituirán un momento estelar para definir el destino del país. La mayoría de los dominicanos deberán responder la siguiente pregunta: ¿Continuaremos con más de lo mismo o elegiremos el cambio? Indudablemente, que la mayoría de los dominicanos optaremos por el cambio, ante el fracaso del modelo instaurado por el PLD que, en sus más de diez años consecutivos en el poder ha incrementado la pobreza, debilitado la institucionalidad e instaurado la impunidad exhibida por connotados funcionarios y ex funcionarios que no pueden justificar sus patrimonios, salvo honrosas excepciones.

No será la primera vez en la que la vocación democrática del pueblo dominicano se expresará abrumadoramente por el cambio. Ocurrió en 1962, cuando los dominicanos eligieron a Juan Bosch, luego de la férrea dictadura. Aconteció en 1978, después de los doce años de Balaguer, con la elección de Antonio Guzmán. Sucedió también en 1994, cuando se hubiese electo a José Francisco Peña Gómez, sino hubiese ocurrido el fraude colosal que se le hizo en su contra.

Pero, de igual manera, ese deseo de cambio en esas jornadas y en otras, y el 2016 no será la excepción, parte del hecho incontestable de que, para ganarle al PLD, no es tarea de una sola persona ni de un solo partido, sino que para lograr la victoria se hace necesario conformar un arcoíris de fuerzas políticas y sociales que unifiquen a todas las fuerzas de oposición que no forman parte directa ni indirectamente del gobierno, ni hacen tratativas públicas o privadas con el PLD, al contrario, que se diferencian y se desmarcan de sus actuaciones.

La continuación del Acuerdo de Santiago de 1974 y del Acuerdo de Santo Domingo de 1994 lo representa hoy La Convergencia Por Un Mejor País, que aglutina ya a un conjunto de partidos políticos y organizaciones de la sociedad, y que tiene las puertas abiertas para lograr alianzas programáticas con otras fuerzas políticas de oposición, y así, todos unidos, ganarle al PLD.

En este proceso electoral es evidente, el PRM y Luis Abinader tienen el impulso y la proyección necesarias para llevar adelante un proyecto de país que involucre a sectores diversos en pensamiento, pero con objetivos comunes, que es derrotar al PLD en mayo de 2016 y enmendar el rumbo perdido durante más de 10 años.

Lo importante es que se lleve a la mesa la voluntad colectiva necesaria, la sensatez de aceptar el rol que a cada uno corresponde y así, desde su origen, podamos levantar un frente político y social sin precedentes, con la fuerza e ímpetu de millones de personas, inspirados en liderazgos como el de Francisco Peña Gómez.

El Nacional

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