La sociedad no puede ni debe mostrar indiferencia ante el gesto que significa la caminata “Un paso por la familia”, que ayer congregó a miles de personas en el malecón para llamar la atención sobre la necesidad de consolidar valores que sustenten al núcleo familiar.
Ante tantos sucesos que obran contra la integridad y unidad de la familia, esa actividad cívica y religiosa se recibe como un vigoroso llamado a la reflexión para que todos asuman conciencia sobre el hecho cierto de que sin institución familiar no hay nación, Estado ni Gobierno.
La arquidiócesis de Santo Domingo, a través de la Pastoral de Familia y Vida celebró por tercer año consecutivo esa caminata que congregó feligreses de muchas comunidades cristianas, preocupados todos por el deterioro de la familia y la carencia de valores.
Alegra saber que la gente se moviliza para recabar conciencia en torno al fortalecimiento de la institución familiar y en repudio a la corrupción, violencia, feminicidios, vandalismo, alcoholismo y otros antivalores, auspiciosa señal de que la población procura un presente y futuro digno sostenido en valores.
El obispo auxiliar, Amancio Escapa, instó a recuperar el diálogo en la familia, así como educar a los hijos en valores éticos y morales, practicar sentido de la solidaridad, respeto y responsabilidad, fórmula esencial para garantizar unidad de la familia.
La vicepresidenta, Margarita Cedeño de Fernández, resaltó que la sociedad se compone de familias sanas que aprenden a vivir en paz y respetan los valores, al tiempo de advertir que “si no tenemos familias de ese tipo de calidad, no vamos a tener la sociedad que necesitamos”.
Gobierno, clase política y sociedad organizada deberían asumir el ejemplo y compromiso de la Iglesia Católica y sus comunidades de base, de promover y defender a la familia como eje esencial de la convivencia social, porque se requiere combatir toda expresión de violencia, individualismo y egoísmo que hoy arropa a la colectividad nacional.
La población está compelida a asumir el discurso de unidad familiar, diálogo, comprensión y respeto, si de verdad se desea evitar que la nación toda se hunda en el despeñadero de la violencia, delincuencia y desintegración.

