La elección de Carolina Mejía como compañera de fórmula de Luis Abinader simboliza el mensaje que el pueblo dominicano ha recibido desde que salimos a su encuentro: es momento de una nueva generación de mujeres y hombres en el servicio público, con nuevas ideas y una nueva visión de país.
Las dos veredas están plenamente definidas: por un lado, el PLD, con 12 años en el poder de forma consecutiva, vuelve con una boleta que no ha resuelto los problemas que prometió resolvería, creando falsas expectativas, promesas infundadas y un futuro excluyente para la gran mayoría de los dominicanos.
En nuestro lado, Luis Abinader inició un camino forjado como candidato a vicepresidente en las elecciones de 2012. De ahí en adelante, su posicionamiento no haría más que crecer, construyendo un liderazgo que lo llevó a ser el único candidato presidencial elegido democráticamente en este proceso electoral.
Esta semana un nuevo paso se ha dado: Carolina Mejía lo acompañará rumbo a Palacio Nacional, como su vicepresidenta, como la voz de millones de mujeres que pueden confiar en ella, en su capacidad, ganas de trabajar y de resolver los problemas más urgentes, en el marco de una labor fundamental y pendiente: regenerar la democracia y la institucionalidad.
Carolina es profesional, madre y esposa, con experiencia de Estado y más importante aún, conocedora de la dura realidad que está pasando la mayoría de los dominicanos: “Es ineludible que tomemos nuevas medidas para enfrentar el grave problema de la inseguridad ciudadana. Como madre entiendo la preocupación que embarga a nuestros hombres y mujeres, en un país acorralado por el miedo que crean el crimen y la delincuencia”, dijo al ser proclamada.
“Nuestra boleta es la negación al incumplimiento de las promesas, de las mentiras, las traiciones viles, la lujuria y la ambición sin límites”, dijo Luis Abinader en el acto mismo acto, abrazado de todos los miembros del PRM, comprometidos con el cambio y un futuro que comienza este 15 de mayo. Esa es la fórmula del cambio. Con Luis y Carolina, juntos podemos.