No es más que mera necedad la supuesta violación de los derechos humanos que denuncia Amnistía Internacional con las repatriaciones de haitianos indocumentados.
La entidad insiste en que la política migratoria de República Dominicana es racista y discriminatoria solo por el hecho de este país defender su soberanía.
Sabe que son casos aislados cualquier arbitrariedad en que se haya incurrido en el proceso de repatriación de un haitiano indocumentado.
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Con mentiras sistemáticas Amnistía Internacional no convencerá a nadie de que aquí se violan los derechos de los haitianos. La animadversión de sectores particulares contra los haitianos no puede generalizarse ni verse como expresión de un sentimiento nacional.
No son el presidente Luis Abinader ni las autoridades dominicanas quienes escurren el bulto respecto a la crisis haitiana, sino entidades como la propia Amnistía Internacional.
Lejos de censurar a este país por el supuesto trato vejatorio a los haitianos la entidad debería movilizarse en el exterior en procura de cooperación para combatir la violencia y la inseguridad que asolan el vecino país.