La tasa de inflación en todo el mundo, medida por el índice de precios al consumidor (IPC) se elevó desde 6,7 % en enero a 9,2 % a marzo, en tanto que el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que cerrará el 2022 en 7,4 %, nivel sin precedente en lo que va de siglo.
Economías emergentes y en desarrollo serían las más golpeadas por las alzas de precios del petróleo, gas natural y materias primas de origen agropecuario, causadas por la guerra entre Rusia y Ucrania. La inflación acumulada a mayo en República Dominicana es del 4.3 % y la interanual 9.5 %.
El Gobierno procura mitigar efectos de la inflación a través del otorgamiento de subsidios a la comercialización interna de los combustibles y a importaciones de commodities agrícolas y pecuarios, además de incrementar los programas de asistencia social.
El Banco Central, por su lado, aplica un programa de normalización monetaria mediante una combinación de incremento de las tasas de interés de referencia y retiro de masa circulante por vía de instrumentos monetarios y financieros como forma de estimular el ahorro y desincentivar el crédito.
Ante la prevalencia de un entorno internacional enrarecido por una pandemia que desmanteló en 2020 la economía mundial, y ahora por el conflicto bélico entre Moscú y Kiev, es de justicia afirmar que Gobierno y Banco Central han hecho empatía en la gestión de una crisis de múltiples tentáculos.
Al Gobierno se le asigna el ineludible compromiso de evitar a toda costa que una previsible situación de hambruna causada por escasez y carestía de alimentos e insumos como trigo, maíz, sorgo, soya, fertilizantes, petróleo y gas natural afecte a la población dominicana.
Se señala que el ente emisor dispone de unos US$14 mil millones en reservas líquidas, suficientes para garantizar más de siete meses de importaciones de materias primas y bienes terminados, y también para poder controlar el tipo de cambio a niveles que no perturben aún más los precios, ni los afanes por el crecimiento de la economía.
La armonía entre Gobierno y Banco Central en ejecución de programas de normalización monetaria, estabilización de indicadores económicos, asistencia financiera a sectores productivos y a población vulnerable, ayudan a mitigar inflación y garantizar seguridad alimentaria.