Todo lo que hizo León Trotski fue de alta categoría histórica a favor de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia. Trotski fue condecorado por la creación del ejército Rojo. Alcanzó la categoría de líder internacional.
Sin embargo, al ser derrotado políticamente por Joseph Stalin, el poder del dictador echó al zafacón su legado y hoy es más conocido por sus amoríos con la célebre pintora mexicana, Frida Kahlo que por sus aportes a la Revolución de Lenin.
Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, goza de gran prestigio por sus aportes a la Constitución de los Estados Unidos y su sagacidad política, demostrada en sus mandatos de 1801 a 1809. Cuando sus enemigos históricos han querido estropear su legado por su relación amorosa con su bella esclava, Sally Hamings, la narrativa del Estado americano, ha sabido conservar su innegable legado.
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Una de las figuras más extraordinarias de la historia, lo es Nelson Mandela. En uno de los juicios a que fue sometido, expresó una frase inspiradora con valor universal:’’ Por lo que me detienen, es un ideal por el que espero vivir, y si es necesario, es un ideal por el que estoy dispuesto a morir’’.
Dejó un legado de amor y paz, pero fue a partir de su llegada al poder en 1994, que logró a través de la superestructura del Estado, que una nueva generación, conociera y valorara su legado.
Quizás estos ejemplos, hagan entender al presidente de la República, Luis Abinader, que, si bien es cierto que él busca dejar un legado y ser bien recordado por los dominicanos, su primer compromiso, es tratar de que el PRM se mantenga en el poder, tomando medidas que favorezcan al pueblo. Quizás le haría bien una pizca de eclecticismo.
Los aspirantes a la presidencia: Guido Gómez Mazara, Faride Raful, Carolina Mejía, Eduardo Sanz Lovatón, Wellington Arnaud y David Collado, son los llamados a reconocer el legado de Abinader, pero debe ser desde el poder.
Ramón Rodríguez
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