Opinión

Libros y lecturas

Libros y lecturas

Manuel Rueda y la FIL

Manuel Rueda es uno de los más grandes artistas dominicanos de todos los tiempos. Era un talento creativo desbordado, disciplinado como pocos. Un ser cargado de asombros y dominio de varias disciplinas del arte impecable. Sin embargo a nivel popular es ahora, con motivo de la XVIII Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2015, cuando se va a producir un homenaje nacional y una difusión masiva de su obra, tal cual una figura de su talla lo merece. Para el crítico y escritor José Alcántara Almánzar es el más grande artista dominicano del siglo XX: poeta, compositor, pianista, ensayista y dramaturgo, Rueda descolló como pocos, en cada uno de esos ámbitos. Manuel Rueda nació el 27 de agosto de 1921 en Montecristi. Era un hombre muy auténtico en un país donde predominaba la mediocridad, la envidia y la pobreza cultural. Estudió música de música en el conservatorio de Santiago de Chile. Vivió en Chile por catorce años. En Chile, en 1945, obtuvo el premio “Orrego Carballo” otorgado por el conservatorio de Chile, y donde también se publicaron sus primeros poemas, en el 1949, en la revista Atenea, revista de la Universidad de Concepción. Fue un integrante tardío de La Poesía Sorprendida, y creador del un movimiento poético propio: el Pluralismo. Era miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, y director del suplemento cultural «Isla abierta» del periódico Hoy, desde el cual creó un singular estilo de edición cultural ante el cual lo importante era la obra, si importarle un bledo las condiciones adláteres de los creadores y creadoras de literatura que promovía. Fue director del Conservatorio Nacional de Música. Es uno de los literatos más premiados en toda la historia de los Premios Anuales de Literatura: que en seis ocasiones ganó el de Literatura, tres en poesía, dos en teatro y una en narrativa. También obtuvo, en 1994 el Premio Nacional de Literatura. Entre sus obras poéticas están Las noches (1949 y 1953), Tríptico (1949), La criatura terrestre (1963) y Vacaciones en el cielo. Entre sus obras teatrales, La trinitaria blanca (1957), El Rey Clinejas (1979) y Relato de la pasión y muerte de Juana la loca (Premio Teatral «Tirso de Molina», 1995). Como compositor, su obra más importante es, quizás, El cancionero litúrgico dominicano, la cual compuso en colaboración con el Obispado de Santiago de los Caballeros.

Entre sus obras destacan:

Poesía:

Las noches (1949 y 1953)

Tríptico (1949)

La criatura terrestre (1963)

Por los mares de la dama (1976)

Las edades del viento (1979)

Congregación del cuerpo único (1989)

Las metamorfosis de Makandal (1998)

Teatro:

La trinitaria blanca (1957)

Teatro (1968)

El Rey Clinejas (1979)

Retablo de la pasión y muerte de Juana la Loca (1996)

Cuentos:

Papeles de Sara y otros relatos (1985).

Recopilación:

Adivinanzas dominicanas (1968).

Antología panorámica de la poesía dominicana contemporánea 1912-1962 (en colaboración con Lupo Hernández Rueda, Tomo I, 1972).