¿Compilar o crear?
Esta columna de hoy sobre Libros y Lecturas, pretende ser un consejo para quienes aspiran a publicar libros. El libro es una expresión del conocimiento humano que comporta planteamientos inéditos, datos y conclusiones fruto de investigaciones que tienen un determinado valor social. Cuando se enfoca de esta forma, la industria editorial, se nota una enorme diferencia entre compilar y crear contenidos. Desde luego que compilar y crear conceptos, son dos dimensiones definidas y distintivas de lo editorial. Crear un concepto, elaborar un tema, retomar datos y documentos para generar una perspectiva nueva, aun cuando sea derivada del tema inicialmente tratado, es otro asunto. Y no debe confundirse nunca el compilar con el crear.
Tiene toda la razón del mundo, la colega Altagracia Ortiz Guzmán, al indicarnos una apreciación incorrecta en nuestra crónica sobre su libro “En cuidados intensivos, una visión crítica al sistema de salud dominicano”, en el sentido de que no es una compilación de sus trabajos, sino un texto completamente nuevo, que adiciona algunos de sus brillantes y valientes trabajos en el diario Hoy. Altagracia Ortiz nos ofrece su proceder correcto con este libro, que ha sido uno de los de mayor venta en noviembre y diciembre en Librería Cuesta.
El compilar artículos o ensayos cortos, darles una portada, buscar un buen prologuista amigo que sostenga que ese es el mejor trabajo del mundo, es una agenda de tareas relativamente sencilla. Quien quiera que haya publicado una columna de opinión o colaboraciones circunstanciales en los medios puede hacerlo. Por ello, es injusto atribuir la condición de compilación a lo que no lo es.
Altagracia Ortiz ha elaborado un concepto a partir de su experiencia cubriendo como periodista la fuente de la salud, pero no ha reunido sus reportajes o una selección de ellos, en un libro. De nuestra parte fue una apreciación inconsciente el haberlo catalogado de esa forma, pese a que en el texto general de nuestra crónica se justiprecia el libro como concepto, como aporte nuevo de esta mujer periodista que por tantos años ha cubierto con rigurosidad el frente sanitario. Las compilaciones de alguna forma son una corruptela diplomática de la industria editorial. No tienen, incluso, sentido, a menos que se trate de documentos históricos de un valor excepcional.
Cuando se trata de libros, el valor que implica dar la perennidad de lo impreso, requiere más que reunir y ordenar por fecha los textos publicados. Estos contenidos tienen valor bibliográfico sí a esos textos se les confiere una personalidad conceptual propia, si se les trabaja para unirlos en base a ejes temáticos, si se amplía la información inicialmente presentada y se le trata como un contenido novedoso, inédito y fruto de un esfuerzo personal o colectivo de retratar una situación o describir un fenómeno.
A Altagracia Ortiz, nuestro respeto por su trabajo. Y a todas las personas que aspiran a publicar libros, nuestra orientación para que no se limiten a compilar lo publicado.