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Libros y lecturas

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PHU: Errancia y creación
Pedro Henríquez Ureña. Errancia y creación. Andrés L.Mateo. Ensayo. Unapec, Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Relaciones Internacionales. Diseño: Jesús Alberto de la Cruz. Impreso en Editora Búho S.R. L. Fotografías: Colección Orlando Inoa.

Andrés L. Mateo (1946) es uno de los más agudos escritores dominicanos de la actualidad. Novelista, poeta, filólogo con estudios en la Universidad de La Habana, educador, crítico literario, ensayista, investigador y filósofo dominicano. Premio Nacional de Literatura 2004 (Ministerio de Cultura/Fundación Corripio), entrega con este ensayo el enfoque reflexivo más reciente, que evita la simple compilación biográfica, para adentrarse en los aspectos menos conocidos de la labor del más importante pensador, docente y filólogo nacional de trascendencia internacional.

Este título tiene el valor de la información y valoración hasta ahora inédita, producto de varios años (el autor compiló notas, hizo investigaciones en el país y fuera por más de cinco años) que resitúa la labor de Henríquez Ureña, sobre todo de cara a los sectores intelectuales (que deben estudiar los aportes del personaje expuesto) y de frente a la generación joven nacional, particularmente la universitaria para tomar conocimiento de lo que fue el aporte intelectual estudiado.

L.Mateo destaca que tres factores determinaron la destacada trayectoria de Henríquez Ureña: el hecho de haber nacido de un hogar formado por dos de los más prominentes intelectuales dominicanos (el doctor Francisco Henríquez y Carvajal y la poeta y educadora Salomé Ureña); el hecho de despertar el intelecto en un momento histórico de grandes transformaciones sociales y la influencia que aporta a su pensamiento, el contacto con la inmigración portadora de nuevas formas de pensamiento humanista y literario, todo lo cual prefigura en este, el punto más elevado del humanismo intelectual dominicano, un pensamiento profundo de características globales, en capacidad – tal cual fue- de generar aportes conceptuales y docentes que todavía siguen siendo referencia académica de trascendencia.

L. Mateo sostiene que el factor familiar fue fundamentar para orientarle inexorablemente hacia el saber. Eran cuatro hermanos: Max, Camila, Pedro y Frank. Este último, váyase a saber por cuál razón, no tuvo un rol destacado a partir de la formación intelectual que no desarrolló.

La labor de Henríquez Ureña traza un itinerario literario y docente que parte de Santo Domingo (donde llegó a ser ministro de Educación, durante la dictadura de Trujillo, rol que declinó por las asfixiantes condiciones que imponía el régimen, lo que le lleva a salir de la nación); México, (donde fue docente y ejerció la escritura con la libertad que ameritaba un creador de sus condiciones y en la que fue asesor del ministro de Educación y escritor José Vasconcelos, con quien tuvo posteriormente diferencias que le motivaron a alejarse del D. Federal, y tomar rumbo hacia Puebla); La Habana – en la que resultó fundamental su contacto con la Universidad-; Estados Unidos (particularmente en Minesota) y Buenos Aires y La Plata (en Argentina), donde tuvo contactos creativos con la alta intelectualidad.