El pueblo y el Estado son la misma cosa. Solo que en el primero se expresa permanentemente la voluntad de hacer del otro un ente dinámico y productivo, por tanto, próspero. Capaz de transformar y mejorar la calidad de vida de todos sus integrantes. Quienes así asumen sus deberes y hacen valer sus derechos, obedeciendo a un soberano sentido de pertenencia y profundo e ineludible compromiso social.
En efecto, cuando un jefe de Estado interpreta correctamente lo que busca y necesita su pueblo, se hace querer, admirar y respetar ampliamente, como ha ocurrido ahora con el presidente Luís Abinader.
Su pueblo lo abrazó y escogió de nuevo, con entusiasmo y alegria. ¡Enhorabuena, Presidente!
Todo esto ha encontrado la mejor forma de manifestarse en este certamen electoral donde los ciudadanos tuvieron la oportunidad de examinar y evaluar el comportamiento político, social e, incluso, ético y moral, de quienes aspiran y/o asumen el compromiso de cuidar y administrar tanto la suerte del pueblo como la estabilidad y seguridad del Estado.
Cuando este proceso regular de revisión y elección se produce con el orden, limpieza y transparencia conque se llevó nuestro recién finalizado escrutinio electoral, los resultados no pueden ser más precisos y confiables. Contundentes. Muestran la determinación del pueblo dominicano, de manera inequívoca y clara. El Estado sigue en las mejores manos. El pueblo así lo decidió, libre y soberano.
Resultado, desde luego de cuatro años de administración eficiente y transparente, de trabajo incesante en todo el país, de apego racional y humana a los valores que nos dignifican como dominicanos. En fin, cuatro años de gobierno para la gente y con la gente.
Periodo en el que Abinader, junto al PRM, ha construido y mostrado con el ejemplo un modelo de gobierno identificado con las necesidades y aspiraciones de cada uno de los dominicanos.
Cercano, cálido y tan real como la alegría que nos caracteriza como pueblo. De ahí que para este nuevo mandato el Presidente agradezca tan grande respaldo expresando humilde y generosamente que trabajará con todos los sectores: “lo que sigue es entre todos”.