Santo Domingo.-Los apodos son una forma que se utiliza para designar a una persona, ya sea de manera cariñosa o despectiva, los cuales, quienes lo reciben deben acostumbrarse a escucharlos mientras vida tengan.
Los hebreos consideraban un castigo imperdonable a quien nombrara a una persona con un apodo despectivo, aunque fuera con el consentimiento de quien lo recibía.
El Talmud (libro sagrado hebreo) dice que hay tres pecados que no tienen perdón: primero, el adulterio, segundo, poner apodos despectivos a otra persona y, tercero, quien humilla a otro en público.
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Sin embargo, muchas personas disfrutan con ponerles apodos a los demás, principalmente en la escuela, donde los estudiantes lo utilizan para divertirse.
Apodos como «Toto Lindo», «Mojón de Burro», «La Mierda», «Hiede Vivo» y «Boca Maco» figuran entre los sobrenombres más llamativos, aunque hay otros como «El Venado», que también llama mucho a la atención.
«La Mierda» era un vendedor de frutas que residía entre Guachupita y el barrio La Marina, debajo del Puente Duarte
El apodo «El Venado» se utiliza para designar a la pareja de una mujer infiel, ya que ese animal tiene muchos cuernos, como se le llama a la acción de la mujer adúltera.
También hemos conocido personas con el apodo de «Pan Viejo», «Coroto», «Chimicui» (a quien huele mal), «La Chincha», «El Muerto» y «Satanás».
La mayoría de los apodos perdura hasta la muerte de la persona que los recibe, ya que sus allegados los recordarán con dichas designaciones.