Ha llegado el momento de la renovación de los jueces que conforman el Tribunal Constitucional (TC) de la República Dominicana. Este órgano desempeña un papel crucial en la defensa de los principios constitucionales del país. Ante la revelación de la deliberación del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), surge la necesidad de reflexionar sobre los desafíos y las expectativas asociadas a este proceso.

De acuerdo con el expresidente de la SCJ, Jorge Subero Isa: “los jueces del TC deben tener una visión política del Estado y de la realidad social dominicana imperante al momento de tomar una decisión, pues es el único tribunal que puede poner al país patas para arriba.”

Es fundamental que los magistrados elegidos no solo cuenten con una sólida formación académica, sino también con experiencia comprobada, y una conducta intachable. La integridad y la competencia deben guiar la selección de quienes liderarán la defensa de nuestra Constitución y, por ende, del Estado de derecho.

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La expectativa de renovar y fortalecer el TC crea la oportunidad para complementar los perfiles de los magistrados actuales. La conclusión de la gestión de cinco de los fundadores del TC marca el fin de una era. Jueces destacados como Rafael Díaz Filpo, Lino Vásquez Samuel, Víctor Joaquín Castellanos Pizano y Justo Pedro Castellanos Khoury han contribuido significativamente a la consolidación y desarrollo del derecho dominicano en sus 12 años como magistrados de esta alta corte.

Por su parte, el magistrado Milton Ray Guevara, quien presidió este órgano deja un legado difícil de superar con más del 98% de casos fallados en más de 7 mil sentencias que reivindican los derechos fundamentales de los dominicanos. En palabras del abogado Jorge Prats, el Magistrado “es un peso pesado del Derecho Constitucional que domina la materia como pocos”.

Esperamos que los nuevos jueces no solo mantengan, sino que fortalezcan este legado de credibilidad y legitimidad del tribunal. Además de salvaguardar los principios constitucionales, se enfrentarán a desafíos específicos, como el tema haitiano y otras cuestiones que amenazan con vulnerar nuestra Carta Magna, soberanía e identidad nacional.

La separación de poderes y el sistema de balance y contrapeso son fundamentales en nuestra democracia, y es imperativo que los nuevos jueces comprendan y respeten esta estructura, asegurando que cada poder actúe como control sobre los demás. La independencia judicial, es esencial para preservar la integridad de nuestro sistema legal y garantizar una justicia imparcial y libre de influencias externas.

Por: Orlando Jorge Villegas

ojorge@jvmediagroup.com