Luego de pasadas las elecciones, donde nos dimos un baño de pueblo para acudir a nuestra mesa de votación, tuvimos la oportunidad de ver a viejos dirigentes que nos acompañaron en luchas políticas intensas del pasado, y nos llenó de satisfacción recibir cálidos abrazos, cariño y respeto, que nos hicieron recobrar energías, renovar esperanzas y nuestros pensamientos.
A propósito, hoy quiero compartir algunas pinceladas de un gran libro que acabamos de estudiar, de uno de los más famosos predicadores de New York a mediados del siglo pasado, Norman Peale, y cuya obra se titula, El Poder del Pensamiento Positivo.
Este libro que había sido rechazado muchas veces por los editores, y Peale desanimado, lo lanzó en la cesta de la basura y dijo a su esposa que lo dejara ahí. Ella tomó su palabra, literalmente, y el día siguiente presento el manuscrito, dentro de la cesta de la basura, al editor afortunado que finalmente lo aceptó.
Este libro es realmente el primer libro de auto-ayuda y quien nunca ha leído el libro esperaría encontrarlo trivial, pero en el encontraran que da sabios consejos para vivir, donde nos habla de hacer tiempo para el silencio, y cuidarnos de nuestro yo mismo físico. Nos recuerda que la culpabilidad y la cólera pueden hacernos enfermar y fue uno de los primeros en decirnos, antes que los estudios médicos, que el pensamiento positivo hace una gran diferencia en la salud y la curación.
El pensamiento positivo tiene la capacidad de transformar nuestra vida desde dentro y es fundamental para lograr nuestras metas y obtener éxitos en nuestra vida. Es como el motor que nos mueve para conseguir lo que deseamos.
El pensamiento positivo es lo contrario del pensamiento negativo, que baja nuestra autoestima y nos impide desarrollar todo nuestro potencial. Decía Napoleón Hill que todo aquello que la mente puede concebir y creer, se puede alcanzar. Una persona optimista consigue sus objetivos de forma más fácil porque tiene una buena predisposición, porque cree en sí mismo y sabe interiormente que puede hacer todo aquello que se proponga y, como consecuencia, pone los medios para que así sea.
Puedo dar testimonio, en mi modesta vida personal, profesional y política, que todo lo poco o mucho que logre, fue porque siempre pensaba positivo, veía el vaso medio lleno, y no medio vacío, tenía mucha confianza en mí mismo y me sentía orgulloso de mis raíces, de mis padres y mi familia. Sobre todo la Fe en Dios, que siempre nos guio y protegió en las tormentas y las pruebas.
Termino con la iluminada frase de Norman Peale y su libro el Poder del Pensamiento Positivo; “Cambia tus pensamientos y podrás cambiar tu mundo’’.