Opinión

Magaly y Claudio

Magaly y Claudio

El 2016 se ha llevado en carne y hueso a Magaly Pineda y Claudio Caamaño, dos dominicanos insignes que durante sus vidas trabajaron a favor del país, una lucha para liberar al pueblo dominicano de la opresión, las cadenas de la censura y la falta de equidad y libertad.

En fiel reflejo del quebrado sistema de salud dominicano, Claudio Caamaño, héroe nacional y dirigente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), deambuló por varios centros hospitalarios en busca de ayuda. Se le negó en todos, acelerando sin duda un desenlace que a ojos de su hijo, fue “absurdo e innecesario”. El deficiente sistema de salud pública, y las regulaciones del sector privado de salud, son los responsables de ésta irreparable pérdida que no puede quedar sin la ejemplar sanción.

Claudio Caamaño, uno de los líderes de la Revolución de Abril, luchó hasta el último suspiro de su vida por la libertad y la democracia en la República Dominicana, por un país justo y con oportunidades para todos. Hoy, la ausencia de esas oportunidades y desarrollo fue la que lo despojó de una atención médica adecuada que pudo salvarle la vida. No será en vano. Guardo gratos recuerdos de Claudio, sobre todo en su última etapa en la que ingresó a la Dirección Ejecutiva del PRM, siempre muy respetuoso y firme en sus convicciones.

A Magaly Pineda tuve oportunidad de conocerlae intercambiar impresiones con frecuencia a principios del 2000, cuando por su trabajo pionero en la sociedad de la información, hizo importantes aportes para reducir la brecha digital en el país. De trato afable pero firme, su lucha por los derechos de la mujer solo fue comparable con su trabajo político y social por la democracia tras la caída de la dictadura. Su legado vivirá siempre en quienes secundamos sus ideales de democracia, libertad y equidad.

Tanto Magaly como Claudio fueron ciudadanos comprometidos con su país. Su legado así lo demuestra. Pusieron por sobre sus intereses personales, el interés de todo un pueblo, aún cuando esto significara arriesgar sus vidas. Hoy rendimos honor a quien honor merece, dejando en nuestra piel y alma, la huella imborrable de su gesta social y política. Son ejemplos a imitar y seguir. Mis condolencias a sus respectivas familias. Que en paz descansen.

El Nacional

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