El sismo de 5.4 grados en la escala de Richter de ayer tarde es el tercer temblor de considerable magnitud que se registra en el territorio nacional en este mes, lo que debería motivar que las autoridades emprendan una labor de educación y prevención a los fines de que la ciudadanía esté debidamente preparada para afrontar un no deseado evento de consecuencias mayores.
Los otros dos temblores se produjeron el 5 y el 19 de este mes, de 5.2 y 5.0 grados, con epicentros en San José de Ocoa y La Romana, mientras que el registrado ayer tuvo su centro a 18 kilómetros de Río San Juan, provincia María trinidad Sánchez.
Esos temblores produjeron agrietamiento en edificios públicos y viviendas particulares, lo que debería ser interpretado como una señal de alerta para que desde el litoral oficial se inicie un programa destinado a supervisar locales de escuelas, hospitales y oficinas públicas para determinar si sus estructuras están preparadas para resistir un seísmo de intensidad mayor.
Resulta un contrasentido que una población asentada en territorio erigido sobre capas tectónicas no sea puesta en auto por las autoridades en cómo actuar ante un posible desastre sismológico o que el Ministerio de Obras Públicas y entidades afines no apliquen un programa de supervisión general para obligar a que las construcciones cumplan con los requisitos antisísmicos.
En Gran Santo Domingo, Santiago y otras localidades, algunas sedes de polos turísticos, se levantan decenas de torres, edificios de apartamentos, plazas comerciales, elevados, túneles, autopistas, presas y otras obras de infraestructuras sin que sus constructores certifiquen con toda claridad que su diseño y construcción resisten uno o más temblores de tierra.
En un informe de la embajada de Estados Unidos revelado en los WikiLeaks se advierte a ciudadanos estadounidenses que residen o visitan República Dominicana adoptar precaución ante inseguridad que ofrecen algunos edificios frente a eventualidades sísmicas, especialmente aquellos con estacionamientos subterráneos.
En ningún modo se pretende alarmar con el señalamiento no comprobado de que la mayoría de las edificaciones en el país no cumplen con los requisitos de seguridad o resistencia ante sismos de magnitud considerable, pero se señala la urgente necesidad de que el Gobierno emprenda un programa de educación ciudadana e inspección de ingeniería para evitar o disminuir daños mayores en caso de un terremoto.
Los tres temblores de considerable magnitud registrados en enero han servido para liberar fuerzas acumuladas en las irregulares capas tectónicas que se entrecruzan en el subsuelo nacional, pero también sirven como voz de alarma para que autoridades y población entiendan que es mejor prevenir que tener que lamentar.

