Editorial

Mateíto

Mateíto

La muerte  de Mateo Rojas Alou,  acaecida esta madrugada  en Miami, Florida, enluta  y compunge al deporte nacional y a toda la sociedad que pierden una  auténtica gloria del béisbol, miembro de una trilogía de hermanos que hizo historia en las Grandes Ligas al  ocupar durante un juego los jardines del equipo Gigantes de San Francisco.

Mateíto, quien expiró a los 73 años a causa de prolongados quebrantos,   fue junto a Felipe y Jesús Alou un auténtico ídolo y referente de la  ficción dominicana que disfrutó de  su buen bateo y  agresivo corrido de bases en sus años como jardinero central de los Leones del Escogido.

Inmortal del deporte dominicano, Mateo formó parte de una  generación de peloteros criollos que  en las décadas de los 60 y 70 jugaron con pasión y amor en la pelota invernal y que representaron con excepcional calidad y mayor dignidad los colores patrios en  el exigente béisbol de Estados Unidos.

El segundo de los legendarios hermanos Alou  fue campeón de bateo en la Gran Carpa en 1966, con promedio de 342, con  la franela de los Piratas de Pittsburg y por otros  cuatro años estuvo entre los líderes con el madero, incluido  la temporada de 1968 cuando perdió  el título a manos de Pete Rose, el último día del torneo.

 De  baja estatura, trato tímido y afable, Mateo Alou  era un remolino en el terreno de juego  y todavía se recuerda el toque de hit que produjo  como emergente que fue clave en la victoria  de los Gigantes sobre los Dodgers de los Angeles que produjo  el pase  de su equipo a la Serie Mundial en 1962.

Sus excepcionales  habilidades  ofensivas y defensivas fueron puestas también de relieve a su paso por los equipos Cardenales de San Luis, Atléticos de Oakland, Yankees de Nueva York y Padres de San Diego, aunque en la pelota local jugó siempre para la enseña roja.

El fallecimiento de Mateíto Alou entristece a la sociedad y al deporte que han perdido a uno de sus más portentosos beisbolistas de todos los tiempos, que fue además un  caballero dentro y fuera del terreno de juego.

El Nacional  extiende condolencias a la familia Rojas Alou por la irreparable pérdida, al tiempo de resaltar que el excitante béisbol de Mateíto será recordado por futuras generaciones porque ha muerto un Inmortal del deporte dominicano. Paz a sus restos y consuelo a su familia.

El Nacional

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