En su juramentación el nuevo director de la Policía, Eduardo Alberto Then, debutó con el mismo clisé de sus antecesores en el cargo: manos dura contra la delincuencia y respeto a la integridad de las personas.
“Vamos a enfrentar a los delincuentes en el terreno que ellos escojan”, dijo Then, un oficial de una accidentada trayectoria en la Policía que llega al puesto en medio de un proceso de reestructuración del cuerpo.
Cierto es que la criminalidad y la delincuencia callejera se han convertido en un desafío para la paz y la seguridad que tienen que combatirse. Pero desde siempre se ha visto que la Policía es parte del problema y no de la solución a la inseguridad ciudadana.
Casos como el de la pareja de esposos acribillados por una patrulla de la Policía en Villa Altagracia y el de la arquitecta muerta por un cabo han manchado más la reputación de esa institución. Si Then tiene un desafío hacia afuera, el de adentro puede ser más grave.
Tiene que poner la casa en orden en lo que concluye el proceso de depuración que se ha anunciado. Son miles los policías que prestan servicios particulares y que solo cobran en la institución. Como oficial veterano sabe que los policías siempre han sido asociados a la delincuencia.
El sistema de cuadrantes que según el ministro de Interior y Policía, Jesús Vásquez, se implementará en el país para preservar la seguridad puede servir para asignar funciones a los miles de agentes que están fuera de la institución. Ese sistema demandará entrenamiento, pero también integración de los agentes.