La vida es una conversación que nunca se detiene, hay tantas palabras como olvido cabe en nuestros ojos. Vivir es vivir, y en el hombre es cultura, es historia. Hoy tenemos un poeta volcado hacia ese diálogo, no por lucidez, quizá por belleza.
José Beltrán nos coloca, de forma maravillosa, en un mundo métrico de altas ambiciones, de ebriedad, y forajido; perfeccionista y alfarero, la palabra cobra importancia melódica, juego de legos preciso y armonioso.
Dioses, poetas y cafés para naufragar, tormentas en las manos, y una isla, un pueblito llamado Don Juan. Todo cuanto ha de guardar tras sus párpados lo suelta por la tinta nuestro maravilloso poeta José Beltrán.
Nació en Don Juan, Monte Plata, el 23 de junio de 1989, del signo Cáncer, es periodista, narrador y poeta. Hublicado Pardavelito, libro en el que brilla como genial cuentista, no por ello, se puede pasar desanimado ante su encantadora poesía.
José Beltrán
Druida
Sobre la palma las líneas
sugieren tormentas inventadas,
Conjuras, naufragios
Al pie de guijarros, de espíritus en cautiverio.
De palabras llena la habitación, sucio el suelo
De ruidos, pasos que corcovean
Como inventando de la nada una isla
entre las internacionales
Y el café que se enfría;
Con brujas de verruga implantada,
Criaturas a cuatro patas,
Conjurantes, conjuradas.
Viene a nada erigir con tormentas la isla,
Marea, acantilado sin vista, pantano
Mudo de noche, mudo de fango
Mudo de ortigas, de sombras que huyen
Dejándose rasgar por espinos las huellas.
Colocarle a la isla letreros
ofertando la tempestad
Recrea también líneas de la lengua
Que muerta murmura al oído
De postes y palomas
colgadas del cuello al cableado
Y una espada sin pudor
Se desnuda ante las manos de señales y ondas,
Entre las internacionales,
la muchacha del clima
Y el café que se enfría
de puro polvo en los huesos.
VII Espagiria
Sobre un reloj duerme el sol y la niebla,
paso no es de brisa en las alturas
un espejo de humo sin premura,
segundo, minuto, siglo que habla.
Hora ventisca que grama desvela,
Hora desvelo de mago en la grama,
Hora chasquido de piedra en la llama,
Hora graznido de ave que vuela.
Hoy en un crisol descansa la magia,
Ida y venida de la vuelta lúdica,
En un crisol una aguja es el agua.
Entre hojas, testuz, la cifra atávica
La Vieja aguja ajena a calma o rabia,
El Reloj es ciclo, montaña mágica.
V A Las
En mis pulmones nacen solo grajos,
Cada respiro guarda un aleteo,
graznan en la pleura, nunca hallo gorjeo,
a picotazos hienden allí tajos.
Ya les pedí que vuelen cielo abajo,
Nada conseguí, sus miradas torvas
Más el desgarro de estas carnes corvas,
En farra de rapaces fui agasajo.
Abierto a la noche, en pie oteo
En lontananza rocas más un canto,
Mar o luna o nubes, nada veo.
Dentro los grajos siguen mi quebranto,
una barca se acerca, yo aquí reo,
Rema la barca, no viene a mí espanto.
V Circus
Fuera Kundalini del Muladhara,
A tierras de yararás le expulsaron,
Sobre ellas un muladar hicieron,
Vacuo fue todo cuanto ella contara.
Poco importó el linaje que mostrara,
Si curaba a errantes del desierto,
Si tuvo plumas o resucitó algún muerto,
No sirvieron los mantras que creara.
La serpiente enroscada vuelta roca,
Desperdigada en fosas empedradas,
Ya su cuerpo ün muladar no enrosca.
Fue Kundalini a yararás enviada,
Sin fuerza o veneno, fue a un sapo mosca, sánscrito cuento narrado por hada.