
Efectivos militares regulaban esta mañana la entrada y salida del Mercado Nuevo de la avenida Duarte. Jorge González
Este Jueves Santo fue incrementado el personal militar y policial que regula la entrada y salida al Mercado Nuevo de la avenida Duarte, uno de los lugares que más concentra personas en esta situación de aislamiento social o cuarentena, que se ha decretado por la pandemia del coronavirus.
Esta mañana un contingente de los cuerpos castrenses fue apostado en los puntos de entrada y salida del centro de acopio de productos agrícolas, por lo que las actividades comerciales se desarrollaron con menos desorden de lo habitual.
Las personas entraban por una puerta y salían por otra, como parte de las medidas preventivas adoptadas por el cabildo capitalino contra el avance del coronavirus. Una condición indispensable para entrar al mercado es llevar mascarilla, aunque la guantilla es opcional.
Caos en mercado
Aunque parezca contraproducente, los días que el mercado es cerrado, el caos en el entorno es mayor porque los comerciantes, especialmente los camioneros, ocupan las vías adyacentes, obstruyendo el tránsito no solo de vehículos, sino de peatones.
El mercado está cercado con vayas y algunos mercaderes se colocan fuera de las instalaciones del recinto para vender.
Al tratase de este Jueves Santo muchas personas acudieron a comprar los productos que utilizarán en la preparación de sus alimentos, incluyendo las habichuelas con dulce, que son una tradición para esta fecha en República Dominicana.
Dinamismo
En medio de la pandemia, una de las medidas que ha coadyuvado a dinamizar la red de consumidores que se abastecen en los supermercados, es la tarjeta Solidaridad que entrega el Gobierno a personas desposeídas y que ante la situación que vive el país por el coronavirus el monto le fue incrementado.
Los supermercados Nacional, Plaza Lama, La Sirena, Olé, Yumbo, Bravo, Aprezio y otros estaban repletos de personas.
En la sucursal de Plaza Lama de la Ovando con Máximo Gómez se formó una larga fila de beneficiarios de dicha tarjeta, la cual estuvo debidamente organizada y todos estaban dotados de mascarillas y guantes.
También había una estafeta donde las personas se registraban y se mantenían en orden de distancia de más de un metro establecido por las autoridades sanitarias para detener la propagación del coronavirus.
En la entrada de esos establecimientos se ubican vendedores de guantes y mascarillas, aunque muchos de ellos consideraron que los supermercados debían regalarlas.
Durante todos estos días las filas en las distintas sucursales bancarias parecen interminables.