Sin la participación de la mujer en rol igualitario en los ámbitos económico, político, educativo, cultural y científico, no logrará la sociedad dominicana la anhelada equidad de género ni la vigencia de justicia social, no si a la milenaria explotación del hombre por el hombre se agrega la subyugación femenina al mentado sexo fuerte.
Aunque el avance de la mujer ha sido significativo desde que aquí conquistó el derecho al voto hace 71 años, todavía falta mucho camino por recorrer en materia de igualdad frente al hombre, que no supera aún su añeja enfermedad del machismo, expresada en una permanente conducta de exclusión o subordinación basada en prejuicios de género.
La mujer ha estado presente de manera activa y diligente en la vida pública desde los tiempos del coloniaje, y valiosos han sido sus aportes a la lucha por la Independencia, Restauración y en el combate a toda forma de dictadura y opresión, por lo que la historia reconoce su sostenido desarrollo político y su vehemente pasión por la justicia.
Al día de hoy, la feminidad padece de acendrada inequidad frente a su par masculino y ante las instituciones rectoras del Estado y el Gobierno que pretenden encadenarla a barrotes de subordinación laboral y política o a decretar su eterno rol minoritario en los diversos escenarios sociales.
Ante devastadores efectos de la crisis financiera global sobre el ensamblaje económico nacional, la mujer ha asumido de manera simultánea los roles de jefa de hogar y proveedora principal de los recursos que requiere la familia para subsistir, porque cuando los hijos son amenazados por el monstruo de la precariedad o la miseria, ninguna fiera más valiente que la madre para proteger a su prole.
A pesar del camino largo y pedregoso que ha debido recorrer, se resalta hoy que la mujer ha logrado escalar por méritos propios los más altos peldaños en instituciones nodrizas del Estado y la sociedad, al desempeñar roles relevantes en las Altas Cortes, Congreso de la República, servicio judicial, ministerio público, universidades, gremios, y se señala que una dama ostenta la condición de vicepresidenta de la República.
Se requiere de mayor voluntad política para que casi la mitad de la población representada por la mujer adquiera su redención definitiva por medio del imperio de la equidad y la inclusión, únicas vías para desalojar de la faz nacional la inequidad de género y la preeminencia irracional del machismo.
Al celebrarse el Día Internacional de la Mujer, El Nacional renueva votos de admiración por los extraordinarios roles de madre y maestra y por sus notables y decisivos aportes a la consolidación de la democracia política y al desarrollo económico, social, educativo y científico de la nación.

