Los haitianos que residen en República Dominicana de ninguna manera están en los umbrales del paraíso, pero sí bien lejos del infierno en que la violencia de las pandillas y la ineficiencia de las autoridades han convertido su país.
Podrá ser grave y triste la situación de los haitianos aquí, como la definió el presidente del Consejo de Transición, Fritz Alphonse Jean, pero aún así muy diferente al traumático drama que se sufre en su territorio.
En una entrevista con Listín Diario, Alphonse Jean se mostró cauteloso al abordar el drama de las repatriaciones de haitianos indocumentados, porque, además de un derecho, sabe que se efectúan con respeto a la dignidad de las personas. Si con la crisis que sacude Haití las repatriaciones generan conflictos no se trata de un problema de República Dominicana.
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Salvo algún caso aislado a los haitianos que residen legalmente y trabajan aquí se les reconocen sus derechos laborales como a cualquier dominicano. Las autoridades no pueden más que lamentar si las repatriaciones incitan a la violencia en Haití y fortalecen a las pandillas.
De ser como afirma Alphonse Jean la responsabilidad para enfrentar cualquier conflicto social que se genere compete al gobierno haitiano. República Dominicana ha sido en extremo solidaria con la suerte del pueblo haitiano, pero no está en capacidad de cargar con problemas como la acogida de indocumentados, de quienes, como expresa el presidente del país, ni siquiera se sabe si son criminales.