Vecinos del barrio Cristo Rey reclamaron de las autoridades una recompensa de cien mil pesos para devolver un mapache que habían atrapado en esa barriada, ominosa señal del rápido deterioro de valores cívicos como la solidaridad, que se extravían en lodazal de las desmedidas ambiciones y afán de lucro.
De nada valió que el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales advirtiera sobre el peligro que representaba el animal cuya mordida o saliva puede transmitir la rabia a personas y mascotas. Sus captores exigían dinero a sabiendas de que cuando fuera localizado sería protegido.
El mapache, que habita en Canadá, Estados Unidos y el norte de Suramérica, así como en Rusia y otras naciones de Europa y Asia, está catalogado como una especie de peligro menor, que no se recomienda criar como mascota porque es portador natural de la rabia y porque en cautiverio sufre de varias enfermedades.
Las personas que mantenían al mapache en cautiverio se creían merecedores de un premio por capturarlo, tanto así que ofrecieron declaraciones de prensa para informar que no lo entregarían a menos que el Gobierno los premiara con cien mil pesos. Lo que pareció un chiste ha sido en realidad una desgracia.
El animal fue localizado por residentes del sector Guaricano, de Santo Domingo Norte, quienes sí optaron por cumplir con su deber de entregarlo a las autoridades para su reclusión en el Zoológico Nacional, con lo cual la gente de esa barriada exhibió valores ciudadanos extraviados en Cristo Rey.
Es preciso desalentar tipos de actuaciones individuales o colectivas que promueven antivalores como ha sido el mantener cautivo a un animal exótico que puede causar daño a personas y otros animales, con la intención de exigir pago de dinero porque por ese camino se llega pronto a la degradación del ideal de sociedad.
La proliferación del egoísmo, complicidad, impunidad, irrespeto a la ley, gente que prefiere accionar la cámara de su teléfono móvil en vez de asistir al accidentado, de hurtar o permitir el robo de electricidad, agua potable o de los zafacones de basuras que una vez distribuyó el cabildo degradan la condición de ciudadano.
Exigir a las autoridades cien mil pesos o cualquier cantidad de dinero como condición para devolver un mapache no debería ser motivo de risa, sino de indignación, porque esos tipos de inconducta demuestra que los valores cívicos son cada vez más escasos.