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No puede ser

No puede ser

Lo peor que podría ocurrir durante el aciago periodo de coronavirus sería que se desate una espiral de especulación cuando la población ha sido convocada a un retorno lento a la nueva normalidad con la apertura de comercios, plazas y otros negocios, porque sería exponerla a padecer de un virus que carcome el bolsillo.
Se escuchó a un dirigente de los comerciantes advertir que los precios minoristas y mayoristas se incrementarían en un 12%, lo que provocaría el colapso del magro presupuesto familiar, porque se sabe que cuando se abren las compuertas al alza en el valor de compra de alimentos y otros artículos básicos, se llega más allá de la estratosfera.
La cadena de comercialización de productos agrícolas y pecuarios se ha mantenido casi intacta, aunque con baja pronunciada en el consumo a causa del cierre de comercios mayoristas y minoristas y por la suspensión de más de un millón de trabajadores.
A pesar del periodo de intensa sequía, mercados, colmados y supermercados no han reportado desabastecimiento o pronunciada reducción en rubros como plátanos, papa, guineos, yuca, vegetales, arroz, habichuelas, gandules, pollo, cerdo, carne roja, leche y derivados lácteos.
Tampoco puede alegarse que el consumo de esos alimentos se ha incrementado notablemente de un día para otro, porque la demanda mayor ha procedido de litorales oficiales para distribuirlos entre familias vulnerables atribuladas por los efectos económicos de la pandemia.
Resulta inconsistente el argumento de que se incrementó el precio del dólar, porque el comercio mayorista ha pedido incluso que el Gobierno autorice la apertura de un número mayor de negocios para poder salir de inventarios represados durante los meses de cierre de comercio.
Durante los días más difíciles de la covid-19, las cadenas de supermercados exhortaban a la población a no realizar compras excesivas al garantizar que no habría desabastecimiento de ningún alimento esencial, por lo que ahora es injusto e inmoral acudir a subterfugios para asestarles un garrotazo a los consumidores.
Lo mejor sería que toda la cadena de comercialización, desde productores, importadores, fabricantes, mayoristas y minoristas, acompañe a la población en estos tiempos pandémicos y ayudarla a recuperar plenamente su condición de activo consumidor, que al fin y al cabo es lo que garantiza la continuidad del negocio.

El Nacional

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