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Nueva Orleans y Haití

Nueva Orleans y Haití

Chiqui Vicioso

A raíz de mi artículo sobre Haití-Canadá recibí varios correos de odio. En uno me planteaban que en Canadá no hay plantaciones de caña, de aguacates o mangos y mucho menos una industria de la construcción que depende de mano de obra haitiana.

Me reí, porque la ignorancia que existe aqui sobre Haití es la misma de los norteamericanos que creen que todos los dominicanos somos iguales a los que viven en Washington Heights; haciendo frijoles con dulce y fritos con longaniza en las aceras, ruidosisimos y reguerotisimos. Para esos gringos apestamos y todo su esfuerzo está centrado en sacarnos de Washington Heights y enviarnos al Bronx, lo cual están logrando en masa.

Cuando nos conocen lo primero que les asombra es el tono de voz (si, hablamos bajito); la educacion doméstica (si, sabemos comportarnos); la dicción (si, hablamos ingles). Somos algo mas que gangas, reggaeton, nalgas grandes y ropa apretada. Somos igual que todo el mundo, gente que emigra para sobrevivir.

Uno de los estudios que mas me impresiono fue el de los origenes del rock y el jazz en el Sur de los Estados Unidos, porqie descubrí que era el resultado de la fusion de los musicos que emigraron desde la Hispaniola, a raiz de la Revolucion Haitiana, y los musicos negros. Elvis Presley fue el intento de los blancos por impedir esa primacía, y murió como lo que era: un ego inflado de drogas e inautenticidad.

Haití tiene una pintura, una escultura y una artesanía únicas y reconocibles en todo el mundo, no copia corrientes europeas porque sencillamente no las conoce, y eso preserva su autenticidad. Tiene una musica extraordinaria y una cocina exquisita.

Un Pequeño Haití en Canadá sería una Nueva Orleans en el corazón de un país que no se distingue precisamente por su cultura, excepto la de los aborígenes originales que ahora reconocen porque no tienen otro remedio después de las fosas comunes de miles de infantes indigenas. Haiti le aportaria a ese pais el color y el calor que necesita su helada vastedad. Podría convertirse en una Meca turistica, otro Vancouver, a ritmo de Caribe y africana humanidad.