La Fundación Juan Bosch presentó un estudio en el cual establece que las propuestas que han sido hechas por el sector empleador para la reforma del Código de Trabajo y, con ello, favorecer el aumento del empleo formal, “carecen de fundamento en el sentido de que el empleo formal en República Dominicana está prácticamente estancado y no significa prosperidad ni bienestar duradero”.
El estudio «Ser justos es lo primero… La crisis de los trabajadores dominicanos bajo el actual modelo económico y los desafíos de una reforma al Código de Trabajo para más justicia y prosperidad», fue realizado en forma conjunta por la Fundación Juan Bosch y la Fundación Sol, de Chile.
En el estudio, presentado por Carla Brega y Matías Bosch, dado a conoer este semana en un acto en la Biblioteca Nacional se indica que el alargamiento de la jornada laboral, el establecimiento y aumento de la duración del empleo de aprendizaje, entre otras propuestas que incluyen prohibir el uso de teléfonos celulares y redes sociales digitales, no tienen relación científicamente verificable con los obstáculos principales que tiene el crecimiento y dignificación del empleo formal en el país.
«A nuestro juicio, esas propuestas a lo único que apuntan es a destruir o disminuir las escasas ventajas que aún tiene un segmento de los trabajadores cada vez más pequeño, en particular cuando nos referimos al auxilio de cesantía. La “flexibilización” del código laboral a través de esta reforma tendría como efecto desposeer a los trabajadores de los pocos derechos que tienen con el actual Código», se precisó en el documento.
La investigación también cuestiona el modelo productivo, el crecimiento económico y los bajos beneficios que obtienen los trabajadores de ellos. En este sentido, señala que pese a que la economía ha crecido en promedio un 6% en los últimos 8 años, la “formalización precarizante” ha generado un deterioro del 27% en el ingreso real de los asalariados para los últimos 10 años.
Así mismo, la participación de la remuneración de los trabajadores en el PIB nacional bajó de un 47.2% para el año 2000, a tan sólo un 24.3% en el 2013, es decir, de cada 100 pesos generados por la economía, sólo 24 se usaban parar remunerar a los obreros y empleados.