El presidente de Brasil, Lula da Silva, ha entrado en la controversia, al denunciar como una matanza la muerte de 117 presuntos delincuentes durante un operativo policial en favelas de Río de Janeiro.
El mandatario ha solicitado una exhaustiva investigación para establecer la verdad sobre el suceso en que también cuatro agentes de la Policía perdieron la vida.
Expertos consideran que la Policía no solo violó el protocolo sino que se excedió en la fuerza durante el operativo contra el comando Vermelho, considerado uno de los principales grupos criminales de Brasil.
El suceso también ha adquirido ribetes políticos pues se asegura que con el operativo el gobernador de Río de Janeiro, el conservador Claudio Castro, buscó crédito en la lucha contra la criminalidad y el narcotráfico.
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En medio de la creciente repulsa de la matanza, Lula da Silva abogó por una acción coordinada entre organismos federales y estatales. Vecinos y parientes aseguran que entre los caídos hay muchos que quedaron atrapados en la balacera, que no tenían ninguna relación con la criminalidad y la delincuencia.
Al reclamar una investigación Lula da Silva indicó que hubo “una matanza” y que lo más importante es determinar las condiciones en que ocurrieron los hechos. Los cadáveres amontonados ofrecían una escena espantosa del letal operativo.

