Editorial

Orgullo y alegría

Orgullo y alegría

Vítores y aplausos por el 48 aniversario de su fundación son recibidos hoy por El Nacional con mezcla de humildad y orgullo, porque ha cumplido cabalmente con su misión de informar y orientar con estricto apego a la ética y de defender con pasión y sin temor la democracia y las libertades públicas.

Difícil ha sido el trayecto que le ha tocado recorrer a este periódico, cuyo primer paso estuvo precedido de un atentado terrorista que destruyó las instalaciones de la revista Ahora, su predecesora, sin que ninguna forma de intimidación lo desvíe de su compromiso de ser siempre la voz de todos.

Hoy, con más orgullo que modestia, se proclama que El Nacional ha estado siempre en la vanguardia de todas las jornadas que ha emprendido el pueblo dominicano por la vigencia de la institucionalidad democrática, incluido el derecho inalienable a la libre expresión y difusión del pensamiento.

La redacción de El Nacional ha ofrendado sangre y sacrificio en aras del ideal de libertad y respeto a los derechos ciudadanos, como lo fue el vil asesinato de su columnista Orlando Martínez y la golpiza sufrida a manos de matones por su redactor Antonio Espinal.

Porque la ética está impregnada en el ADN de este periódico, ningún gobierno, presidente, funcionario, empresario, militar o agente extranjero ha podido intimidarlo para impedir que difunda una información o reportaje, o que sea publicado con maquillaje de conveniencia política o corporativa.

Las páginas editoriales de El Nacional han estado siempre abiertas al debate cotidiano sobre los más diversos temas de la agenda nacional en un ejercicio de libre opinión en el que participan ciudadanos de todos los litorales del pensamiento, sin discrimen ni favoritismo.

Como ha sido el norte desde el 11 de septiembre de 1966, El Nacional promete mantener en alto los irrenunciables propósitos de participar a la ciudadanía hechos cotidianos y relevantes, de promover pluralidad, de orientar con apego a la ética y bien común y de defender los principios de la democracia e institucionalidad.

Orgulloso de su historia, El Nacional comparte con sus fieles lectores, con sus anunciantes y toda la sociedad, la alegría de un nuevo aniversario, con la honra y la satisfacción de ser “La Voz de Todos”.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación