Otros verbos que se conjugan comto alinear
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Algunos amigos, lectores de esta columna, han reaccionado con sorpresa y hasta rechazo ante los señalamientos del artículo publicado el pasado domingo, referido a la conjugación del verbo /alinear/.
La influencia del sustantivo /línea/ ha conducido a muchos hablantes a acentuar de ese modo el referido verbo y las palabras derivadas de su conjugación. La costumbre de decir, por ejemplo, “alínio” le hace difícil a esas personas pronunciar “alinéo”, que es la forma correcta, aunque en la escritura no requiere la tilde.
Hemos citado al respecto el Diccionario panhispánico de dudas, obra de la Asociación de Academias de la Lengua Española, que lo puntualiza así: “En todas las formas en las que el acento recae en la raíz aline-, la vocal tónica es la -e-: alineo [alinéo], alineas [alinéas], alinea [alinéa], alinee [alinée], etc”.
La misma conjugación de alinear siguen los verbos acabados en -linear, como delinear, desalinear, entrelinear, interlinear y linear, con los cuales podría incurrirse en los mismos errores.
No son tan comunes como alinear, pero tienen su uso en actividades muy específicas. Revisemos sus respectivos significados:
Delinear. (Del lat. delineare). 1. tr. Trazar las líneas de una figura.
Interlinear. (De inter- y línea).1. tr. Escribir entre líneas. 2. tr. Impr. Espaciar la composición poniendo regletas entre las líneas.
Desalinear.(De des- y alinear).1. tr. Hacer perder la línea recta. U. t. c. prnl
Entrelinear.1. tr. Escribir algo que se intercala entre dos líneas.
Linear2.(Del lat. lineare).1. tr. Echar líneas.
Podrá resultar chocante, pero cada verbo de estos sigue el modelo de alinear, y la primera persona en el presente del modo indicativo será: delineo, interlineo, desalineo, entrelineo y lineo. Con la fuerza de entonación en la –e, en cada caso.
Ni siquiera español
En la prensa del pasado viernes, se publica la queja de un profesor de inglés en el sentido de que en las escuelas públicas no se aprende esa lengua, pese a que se enseña desde 1961.
La situación es peor con el idioma español, que es parte de nuestra fisonomía como pueblo, cuyo mal uso entre quienes se presume deberían conocerlo bien, resulta muy evidente.
En más de uno de los ensayos o estudios comprendidos en el libro La conciencia de la lengua, su autor, Bruno Rosario Candelier, destaca el compromiso de los académicos, docentes, escritores y comunicadores con el buen uso de nuestra lengua.
Nadie que se dedique, o quiera dedicarse, al cultivo de las letras o a la enseñanza de la lengua, puede estar tranquilo ni mantenerse indiferente ante la grave situación que se observa en torno al desconocimiento de nuestra lengua por parte de estudiantes de todos los niveles e incluso por los docentes de la materia.
La veracidad de esta lamentable situación ha sido demostrada con estudios. Están a la vista la pobreza lexical, la torpeza ortográfica y el pobre desempeño gramatical que caracterizan a nuestros estudiantes y profesionales.
La indiferencia del aparato oficial también es visible. ¿Quién habrá de decirles a profesores, directores de centros de estudios, directores de distritos, supervisores y ministros que lograr la costumbre de leer entre docentes y estudiantes es un acto de primera necesidad? ¿Quién les dirá que es un asunto de ética?
Mucha gente con formación académica desconoce el compromiso y la responsabilidad – sobre todo para escritores y docentes- por transmitir a la población la necesaria conciencia de la lengua. Ojalá llegue también a las autoridades educativas.